Reflexiones sobre el gusto y el fomento a la
lectura en León, Gto.
Por Carlos Hernández
Guerrero
Leer buenos
libros, es como conversar con las mejores mentes del pasado.
René
Descartes.
Es
común escuchar en los medios que México es un país que no lee. Me pregunto por
qué un chico llamado Félix Cardona
venido de Guadalajara se instala en el centro de la ciudad con un cascajo de
televisor y un pequeño acervo de 30 libros muestra en un improvisado letrero
“te invito a leer”. Según un reportaje de la revista Proceso México ocupa el triste lugar 107 de 108 en
índice de lectura“… el índice de
lectura de la población general disminuyó de 54.6% en 2006 a 46% en 2012. Esto
significa que el mexicano promedio lee 2.8 libros al año, en contraste con
España (7.5) o Alemania (12). A pesar de esto, según la Cámara Nacional de la
Industria Editorial Mexicana (Caniem), la tendencia negativa del número de
librerías que en 2006 eran 42,045 y 39,999 en 2010 remontó en 2011 hasta
alcanzar 40,345 establecimientos.” (Proceso, Abril 2013).
La Fundación Mexicana para el Fomento a la
Lectura A.C. (FunLectura), en Enero de 2013 daba cifras muy tristes: el 86%
de los hogares en México apenas llegan a 30 libros que no sean de índole
educativo, es decir, que sirvan para atender a la obligada escuela, mientras
que apenas el 2% de las viviendas llegan a tener 100 o más libros. Según la
encuesta llevada a cabo por esta organización, estableció que en los últimos 6
meses el 40% no había leído ningún libro, mientras que el 22% confesó haber
leído apenas 2 libros. Un 4% de los encuestados aceptó que lee en promedio un
libro al mes (Revista Contenido, Enero
de 2013).
No
quiero imaginar cuáles serían los resultados si se establece una encuesta sobre
el uso de la televisión, los horarios y el tipo de programación que prefiere. Y
¿qué podemos decir de los nuevos hábitos generados por incursión de servicios
por la Internet? Según la AMIPCI
(Asociación Mexicana de Internet) en 2013 el tiempo de conexión por día del usuario conocido como “internauta” dedica
en promedio 5 horas, 67 minutos más que el año anterior, siendo que el 33%
son niños y jóvenes entre 6 y 17 años, mientras casi el 30% oscila entre 25 y
44 años de edad. ¿Cuántas horas diarias dedican estos grupos a la lectura de un
libro? El 82% de ellos considera que
dedica como principal actividad el acceder
a las redes sociales.
Mientras
que en Europa ya se reporta que la mayoría de usuarios de Internet lo hacen por
dispositivos móviles 76% vs 68% (Márketing Directo, Enero 2012), en México
desde finales de 2010 la tendencia se perfilaba hacia el mismo camino. El grupo
de edad en México, que más usa Internet está entre 12 y 24 años con el 50%, y
el 78% de los hogares mexicanos dicen tener al menos un celular (AMIPCI 2011).
La última tecnología de teléfonos celulares tienen capacidad de conectarlos
para ser aprovechados en las redes sociales y compartir fotos y música, que son
de los principales hábitos de los jóvenes (casi 3.4 hrs en sitios de
entretenimiento, comScore Media, 2011). Lo más interesante es que un 46% de estos usuarios son del nivel
medio bajo. Por algo hay quienes piensan que el e-Book es una seria amenaza contra la versión impresa, para ello recomiendo un buen texto escrito por Manuel Arias Maldonado "Los futuros del libro" (Letras libres, Agosto 2013, http://www.letraslibres.com/revista/dossier/los-futuros-del-libro).
En
el 2007 Gabriel Zaid en la Revista
Letras Libres había dado una cifra alarmante que bien pudo haber colocar
una alarma en las autoridades y otras organizaciones civiles para haber
cambiado el panorama. Dice pues la revista:
Gabriel Zaid en
su ensayo “La lectura como fracaso del sistema educativo”. Una de ellas señala
que hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de
posgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha
puesto pie en una librería. Luego de mezclar cifras y trazar constantes, el
lacónico Zaid concluye: “La mitad de los universitarios (cuatro millones)
prácticamente no compra libros.” Luego dice que “en 53 años el número de
librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18” en la culta
capital. Es decir: a mayor esfuerzo educativo, menos lectores. Esto demuestra
algo realmente inaudito: en México la clase ilustrada es aún más bruta que la
clase iletrada.
La
Encuesta Nacional de Lectura de 2012
se comparó contra la del 2006, arrojando algo increíble (tomado del sitio de
Carmen Aristegui Noticias):
La encuesta
Nacional de Lectura 2012 reportó una disminución en torno al hábito de la
lectura que se tiene en México. En comparación a la muestra realizada en 2006,
donde se registró que 56% de los mexicanos leían libros, mientras que el actual
estudio arrojó que cifra actual es de 46.2%.
Respecto al
número de libros que leen los mexicanos por año; la cifra fue de 2.94.
De acuerdo al
estudio, el 43 % de los mexicanos cada vez leen menos; 34% lee la misma
cantidad de libros, y sólo 22% ha aumentado en su lectura.
El documento
subrayó que las principales razones expresadas por los mexicanos para no leer,
o por las cuales no leerían, se encuentran: por falta de tiempo, por dedicarse
a otras actividades recreativas o porque no les gusta leer.
Por sectores de
edad, el grupo de entre 12 y 17 años siguen leyendo igual o más en comparación
con el resto de los grupos de edad.
in embargo, se
observó una caída en la frecuencia de lectura a partir de los 18
años, edad a la que la mayoría de los jóvenes terminan sus estudios y es
cuando leen menos, incrementándose la disminución de lectura notablemente
con el aumento de la edad.
Además, se indicó
que las dos terceras partes de la población leen por placer menos de 30
minutos diarios o su equivalente si leen un día a la semana por una o
dos horas.
Se
puede consultar en línea descargando la información en:
http://sic.conaculta.gob.mx/publicaciones_sic.php
Se
puede diferir en cuanto a estas cifras, nuestra percepción sobre estos datos
también se pueden comparar de acuerdo a nuestra propia experiencia. Estas
cifras quizás son variables dependiendo del grupo social, grupos de edad, de la
situación geográfica, la situación socioeconómica, etc., sin embargo considero
que en la sociedad leonesa no está muy lejos de dichos números. Una mejor
posición social no implica mejores hábitos, ni la pobreza, aunque siempre
limita, no implica necesariamente la pérdida de la necesidad de la lectura.
La
misma encuesta nacional de lectura informa sobre Las características
sociodemográficas de este perfil lector en literatura (que no son revistas o
académicos) son las siguientes:
·
Una ligera participación mayor
de hombres (5.2%) que de mujeres (4.3%).
• Por edad, la
representación es muy alta para el grupo de 46 a 55 años (9.2%) y en menor
medida de 23 a 30 años (6.0%).
• Por
escolaridad, tienen mayor representación las personas con primaria incompleta
(6.5%) y preparatoria incompleta (6.0%).
• Por grupo
socioeconómico, tienen una mayor representación los niveles medio (7.5%) y bajo
(5.0%).
Acerca
de la disponibilidad y acceso a materiales de lectura:
Sólo 9.5% de los integrantes de
este grupo no posee en sus hogares libros que no sean de texto en el hogar,
36.9% posee entre uno y 49 libros de este tipo y 14.4% posee más de 50.
12.5% ha comprado libros, 60.5%
los ha recibido prestados por una biblioteca o sala de lectura, a 7.3% se los
ha prestado un amigo o familiar y 17% los ha recibido regalados.
Por
otro lado, los encargados de promover la lectura se enfrentan a un cúmulo de
mensajes invadidos de ideas comerciales de consumo, vendiendo estilos de vida
en un mundo competido por colocar las mejores marcas de bebidas, autos, ropa y
otros artículos que dictan la moda y el estatus quo. Leer no es pues una
alternativa para salir adelante con el factor
“necesidad”. La vida acelerada de los centros urbanos, inhibe cualquier
sentido de colocar en la mente los elementos indispensables para sacar de
nuestras vidas las rutinas castrantes, responsables de una falta de visión de mundo
con justicia, que sin duda, lo facilita una sociedad más crítica y fundamentada en sus formas de pensar y de juzgar.
Esto
último en cierto modo, es el propósito de lograr una sociedad lectora. ¿Acaso
no les ha tocado escuchar a ciertas personas cuando comentan que ven ningún
sentido en la lectura? Da miedo pensar que sean muchos, pero muchos los que así
juzgan. Piensan que 1 hora o 30 minutos diarios frente a un libro es tiempo
perdido, sin embargo, durante un diálogo sobre conocimiento y desarrollo de
alternativas para plantear y solucionar problemas, destacan de inmediato quienes
han tenido la oportunidad de digerir varias obras y de diversos géneros.
Una
persona lectora es quien ha decidido dar ese paso inmenso hacia un espacio que
en principio, se presenta misterioso. Un
lector ha incursionado poco a poco en los laberintos que ponen en duda hasta su propia identidad. Quizás por
eso, muchos prefieren la indiferencia lejos de los libros, aunque muchas veces no quieren perder su derecho a opinar colocando
mensajes equivocados, cargados de faltas de ortografía y frases que acarrean una combinación de risa y tristeza entre las redes sociales donde se desenvuelven.
Ante
esto, me permito citar las opiniones de personas que opinaron acerca de la nota
que habla sobre la situación de la lectura en México según el portal de
Aristegui noticias:
que onda con mexico y q verguensa
“es una verwuensa para mexico y todo x la maldita
tecnologia.”
quien lo hiba a pensar, yo en
lo personal digo que esto es una verguensa para cada mexicano
|
*Evito colocar aquí los supuestos
nombres de los que así opinaron, si gustan verlos aquí les dejo el link:
http://aristeguinoticias.com/2711/kiosko/4-de-cada-10-personas-leen-en-mexico-revela-encuesta-nacional/
El
lector es un atrevido, que rompe un esquema social y cultural, que puede ser
víctima de la soberbia de otros pocos, cayendo en las trampas de supuestos
especialistas de la literatura actual y de antaño. Promover la lectura tampoco debe caer en la tiranía de los
intelectuales, donde muchos de ellos navegan con la bandera de la
“honorabilidad”, la pulcritud del lenguaje y un vasto acervo de títulos
literarios consumidos para justificar una supuesta
autoridad ante la opinión pública.
En
voz del Prof. Víctor Hernández G.,
maestro y Director de escuela con experiencia por 30 años, “el poder del conocimiento lo siguen teniendo muy pocos, ya que
políticamente es mejor tener un país de iletrados fácilmente manejables
que aquellos que por educación se rebelan ante las injusticias a causa del
conocimiento”. Recordemos a fin de cuentas que estamos en una sociedad de
ignorantes que lucha contra ese calificativo, a pesar de las opiniones que
hablan de grupos de poder que le interesa mantenerle ese estado lacónico, y que
puede superarlo dada su capacidad histórica de superar innumerables situaciones
terribles de pobreza y crisis económicas. Pero que depende en gran medida de la
combinación de voluntades y acciones
de personas y grupos que ya pasaron del trillado “acto de conciencia”.
El fomento a la lectura en León.
En
el municipio de León, Gto., existe un proyecto que pretende fomentar la lectura
entre los jóvenes y niños, estimulándolos económicamente y que se otorga
mediante una beca, según se explica en un discurso, que está abierto a la participación de estudiantes de secundaria y
preparatoria, a quienes les basta con leer 10 libros y acreditar su comprensión
mediante una evaluación para obtener un estímulo económico de cinco mil pesos
en el caso de alumnos de secundaria, y seis mil pesos para estudiantes de
educación media.
Según
la Administración pasada informó en 2012 que la Dirección General de Educación del Municipio realizó la segunda
entrega de Becas Lector que tras dos años de operar ha logrado la participación
de ocho mil 114 estudiantes y la lectura de 62 mil 443 libros con una inversión
de 16 millones 940 mil pesos.
En
cambio, la Administración actual 2012-2015
de la priísta Bárbara Botello Santibáñez,
según el Primer Informe de Gobierno, otorgó 11 millones 724 mil pesos
repartidos en 5 mil 022 becas por medio de los programas Becas Lector y Becas
León que corresponde al ciclo Escolar 2012-2013. Esta inversión logró la
participación de 576 estudiantes de primaria y 133 de universidad dentro del
programa Becas León mientras que en Junio dentro del programa Becas Lector se beneficiaron
a 790 alumnos de primaria, 1 mil 061 de
Secundaria y 627 de preparatoria, con un monto que asciende de 3 millones 272
mil 118 pesos.
La Feria Nacional
del Libro de León (FENAL)
a través del Programa Nacional de salas de lectura del CONACULTA acondicionó paraderos en espacios públicos para acercr a
los transeúntes a los libros. Ángeles Suárez
Tacotalpan Directora de la FENAL afirma “Hemos logrado reunir a unas 3 mil 500 personas que han leído con
nosotros. En su gran mayoría son niños y adultos mayores”. Se han logrado
obtener 360 libros donados por CONACULTA en un programa al que denominaron
“Todos a leer” y bajo el lema “leer con
sentimiento y emoción” se pretende acercar a más lectores con actividades
diversas en dos sitios como La Plaza de San Juan de Dios y los patios de la Biblioteca Central Estatal del Forum
Cultural.
(http://institutoculturaldeleon.org.mx/icl/story/338/Paralibros-para-leer-en-voz-alta-y-al-aire-libre#.Uumrc_l5MmM)
En
números para estos casos de gobierno se escucha muy bien, sobre todo cuando hay
una competencia política por mostrar resultados ante la opinión pública, por
eso pienso que la competencia, aunque sea en materia electoral, siempre es
buena. Como estrategia para acercar al ciudadano común a los libros también se
entiende, sin embargo, ¿cómo lograr que el lector se pueda crear sin necesidad
de perseguir un beneficio económico? Parece que la labor es todavía más
complicada, ya que difícilmente podemos darnos cuenta si el "beneficiado", una
vez que logró el objetivo del dinero, volverá por el simple gusto de buscar
alguna otra obra que no esté dentro del paquete obligado de lectura. El término "beneficiados" debería dejar en claro que el gasto del erario público se ve representado en una cifra que indique un incremento en las consultas de libros una vez aplicados los programas de becas en la red de bibliotecas públicas municipales, dando seguimiento a los usuarios registrados verificando que ahora son lectores que han adquirido el gusto y por consiguiente un buen hábito. Las acciones paternalistas tienen siempre un efecto paradójico, un efecto contrario al efecto deseado, a los que el Prof. Víctor Hernández G. llama irónicamente "gorreando la cultura".
Considero
ante esto, la responsabilidad de fomentar la lectura en la sociedad, no es
exclusiva de un gobierno, ya que la educación comienza por la primera
institución y célula de la sociedad: la familia. Los padres de familia se
formaron en una cultura que desprecia los libros, incluso cuando lo ven
conveniente, es necesario que los hijos acudan a una biblioteca porque sirve
como guardería, lo cual tiene algo bueno. El problema es que los
bibliotecarios deben cumplir una función especial para dar atención a niños que
entran en contacto con los libros de manera accidentada (además de sus
múltiples actividades para administrar y proteger su acervo bibliográfico).
Acto seguido, los padres no dan seguimiento a lo que hayan aprovechado de ese
lugar, pues no era su interés la lectura sino permanecer relativamente seguros
mientras atienden asuntos de diversa índole, como el trabajo o el simple hecho
de no tenerlos en casa.
Las
estrategias de fomento a la lectura se deben complementar con acciones de
reunir suficiente información para evaluar con precisión sus resultados. Ante
esto, la autoridad y los encargados de promover los libros deben plantearse como
categorizar a las personas que acuden a la biblioteca pública, el modo en que
seleccionan sus lecturas, los géneros y autores preferidos, además de recolectar
sus datos generales como edad, grado de estudios, escuela de la que provienen,
rumbo de la ciudad y sexo. El rumbo de la ciudad es importante porque mediante
sistemas de información geográfica, puede informar a la autoridad sobre los
sitios de donde provienen y la necesidad de acercar estos espacios a la
comunidad, en combinación con las cifras que arrojan el número de usuarios.
Por
otro lado, toda una red de contactos con las escuelas para verificar que por lo
menos una vez a la semana acuden a alguna biblioteca o bien, dedican un tiempo
determinado para leer un libro diferente a aquellos que son de texto escolar.
Los jóvenes, deben compartir y debatir sobre sus experiencias con los libros,
mediante mesas de trabajo en donde se discuta de manera abierta dejando abierto
los estilos de lenguaje, cuidando desde luego el respeto y la tolerancia a las
diversas formas de opinión.
La
idea tiene desde luego muchos factores en contra, sobre todo cuando los
maestros deben cubrir un plan de trabajo donde se fijan prioridades diversas. La
lectura está contemplada en las materias de estudio que se cubren en horarios
muy fijos y una capacidad de carácter intelectual para convencer, primero al
maestro y luego estos a los alumnos sobre la importancia de leer, logrando de
algún modo el gusto por abrir un libro. Lo del debate entre los estudiantes
sobre lo que se lee, se daría entonces por añadidura en sus encuentros de
ociosidad y esparcimiento.
La
Feria Nacional del Libro de León que
organiza el Instituto Cultural de León,
publicó en su sitio que en 2013 se alcanzó una cifra de 93 mil 477 visitantes
(un 10% más que el año anterior) y un estimado en ventas de 5 millones 850 mil
pesos. En una ciudad de 1 millón 436,480 habitantes, de los cuales consideramos
que según el INEGI hay 1 millón
133,981 personas mayores de 5 años (Consúltese México en Cifras en
www.inegi.org.mx) que pudieron haber visitado el evento, podríamos suponer que aproximadamente un 8.2% de la población está interesada adquirir algo para la lectura,
aunque esta cifra puede considerar aquellos que la visitan por lo menos un par de
veces, las visitas escolares guiadas y los visitantes que no
son de la ciudad. Tremenda labor tendrán los responsables de estos eventos para
atraer a más personas mediante una promoción exhaustiva en los medios de
comunicación y a través de la red de contactos en las escuelas públicas y
privadas.
El
consumo de libros mantiene a la industria cultural de la literatura en un
letargo económico (según la Encuesta Nacional de Lectura 2013, el 45.7% de los entrevistados su
principal acceso a la lectura es con libros comprados, mientras que el acceso a
libros de una biblioteca es del 10.2%). Existen esfuerzos especiales bajo
iniciativa de personas con un gran deseo por poner los libros al alcance de la
población, sobre todo a precios económicos y en plazas públicas por donde
transita. El evento denominado “Libreros
de ocasión” (http://issuu.com/prensaicl2010/docs/programa_libreros_de_ocasi__n
) promovido por Biblionia y el Instituto Cultural de León, coordinado con
entusiasmo por Miguel Ángel Ochoa R., se desarrolló en la Plaza Fundadores de
León, Gto. y en sus carpas se podían apreciar letreros con precios de 5, 10 y
20 pesos. Libros de gran valor, de todo tipo y género destacaban por ser de
medio uso y ediciones añejas, pero también otros títulos más actuales que
variaban en precios más altos. Mucha gente hacía un alto en su marcha para
poder analizar lo que a simple vista es una ganga, además algunas charlas de
escritores y otros artistas se realizaban al mismo tiempo en medio de la
algarabía que distingue una plaza pública.
Desafortunadamente para los
objetivos perseguidos, varios de estos eventos apenas cubrían la mitad de los
asientos destinados para los oyentes, y una plática interesante sobre la importancia del libro de ocasión con Ema Rangel quien está a cargo de la biblioteca
pública municipal Ma. Esther Valtierra
y el mismo Miguel Ángel Ochoa, donde hicieron
excelentes recomendaciones de lectura, se pospuso 2 días y luego tuvo un retraso
de casi dos horas desarrollándose en un horario nocturno donde apenas una
decena de los escasos paseantes hacía un alto para tratar de comprender lo que
ahí se exponía. Si estos eventos se desarrollan cada año, será más difícil
colocar en la mente de los ciudadanos el interés por allegarse un libro, valorar
el tiempo que se invierte en digerir la literatura y ayudar un poco a la
economía de los que intentan vivir de la cultura de los libros.
Pero
el problema principal, desde mi punto de vista, insisto, viene desde casa. Como
revelaron las encuestas antes citadas, se cuenta con un acervo bibliográfico
muy pobre en la mayoría de los hogares. De este modo, la escuela podrá ejercer
algún tipo de instrumento para que los alumnos puedan leer, pero se pueden
enfrentar a la autoridad principal de la familia que siguen mirando la lectura
como intrascendente en la vida educativa de sus hijos.
Quizás
quien esto lee, puede pensar que entonces el panorama es no sólo difícil, sino
una aventura sin fin.
La literatura y la aportación de Hollywood
Un
factor interesante que ha logrado colocar el interés por la lectura, ha sido el
contacto de los jóvenes con el cine.
Una
vez que se ha estrenado una cinta filmográfica, les parece interesante, a los
jóvenes, el poder contar con la obra literaria que dio origen al guion
cinematográfico. Por ahí tenemos por ejemplo las obras de Dan Brown El código
DaVinci y Ángeles y Demonios, así como un conjunto de zagas como al afamado
Harry Potter de J.K. Rowling, Narnia de
C.S. Lewis, El señor de los anillos de R.R. Tolkien, los Juegos del Hambre de
Suzanne Collins, y un interminable etcétera que han logrado atraer a cientos de
fans que una vez que disfrutaron del sétimo arte, ahora buscan colocar el libro
en su biblioteca particular.
No
olvidemos que primero fue la obra literaria y enseguida, dado el éxito
obtenido, vino el interés económico por llevarlo a las salas de cine. Por otro lado,
tal parece que existe una larga lista de producciones literarias que aún no han
sido descubiertas por la industria del celuloide, tal como lo menciona Jorge Ramírez Orsikowsky en su artículo Filones literarios que aún no explotó
Hollywood (http://noticias.lainformacion.com/). Por otro lado, las cadenas
televisoras como HBO apuestan también a llevar a transmisión las series de
escritores de habla inglesa como Stephen King, Michael Chabon y Neil Gaiman,
entre otros debido al éxito reciente de programas como The Wire o Mad Men, se
lanzarán por ganadores del Pulitzer (Roberto Careaga C., Diario La Tercera,
diario.latercera.com) . Si este empuje mantiene su auge, habrán de acercar cada
vez más a millones de personas a un
estilo de literatura fantástica, que si bien no es del agrado de muchos
otros, algo habrán logrado en el propósito de favorecer el hábito de leer.
Como
estrategia a manera de recomendación, es reunir un acervo importante de zagas
fílmicas creadas a partir de obras literarias, de manera que se pueda reproducir
al público la primera parte en pequeñas salas, y una vez que termine la función
invitarlos a conocer del acervo, la obra impresa con que cuenta la biblioteca
pública. Si llegan a interesarse, podrían preferir continuar con la lectura de
la colección completa antes de elegir el filme. De cualquier manera, aunque
esto no ocurra, el esfuerzo por imitar
el éxito de Hollywood no está por demás. Aunque el cine de arte es lo menos
solicitado y muchas obras clásicas de literatura también han sido llevadas al
celuloide, estamos hablando de producciones con éxito comercial que se podrían
negociar desde las esferas legales para permitir a las instituciones educativas
contar con estas facilidades (lo veo complicado pero como idea puede ponerse a
prueba: filme + libro).
Por
otro lado, la incursión numerosa de
venta ilegal de discos pirata por toda la ciudad, garantiza la presencia de
estas producciones fílmicas en cada hogar que cuenta con reproductores de DVD y
Blu-Ray (para colmo y tristeza de la industria cinematográfica). La facilidad
de contar con las obras en estos formatos digitales audiovisuales, va en contra del gusto por adquirir los libros
que obviamente tienen un costo mucho más alto.
Existen muchas más acciones un tanto aisladas para el fomento a la lectura, tanto en el sector público como en el privado, imposible numerar y describirlas todas. El
hábito de la lectura se enfrenta al de digerir cómodamente en una sentada de
dos horas un producto que coloca las intenciones del director en la mente del
espectador, acompañado de una serie de efectos visuales y de sonido sin faltar
los obligados alimentos chatarra, a pesar de un supuesto aumento de los
impuestos.
sinceramente al ver estos números me siento avergonzado, esperemos mejorar este año al cual le dedicare el 100% a la escuela y menos a los vicios!...saludos por esa excelente entrada!
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