miércoles, 24 de agosto de 2022

De literatura perdida que emerge de los huecos.

 Por Carlos Hdez. Guerrero, 2022.

De un tal Carlos Páramo, catalogado por su editorial (editorial Novaro) como"los nuevos valores", de 1970, no se como llegó a casa, mi madre tenía ya ese gusto por colectar libros para sus chiquillos, pero pronto mostró poco interés, sin embargo por algún motivo lo conservó. Intenté leerlo cuando tenía como 13 años, no pude.





Encontré este tipo de obras "sin sentido", pero debía comprender, al no poder pasar de 1 página, eran los motivos q habían arrastrado a este escritor a hacer algo absurdo, algo que mereciera la atención de una compañía de libros que la describe como "la novela más extraña de una generación".

Su contenido es incomprensible, a mi parecer. Me recuerda a los "poetas" que confiesan su "técnica" de armar palabras y estructurar más un juego que un pensamiento ligado a una intención (aunque si la hay). Sin embargo, y como dije antes, debería más comprender los motivos del escritor para llegar a esto: la búsqueda de un protagonismo basada en el ambiente social caótico (la forma de escribir con escasas reglas gramaticales que encierran los deseos de pensar con el permiso de la libertad).

Dudo pueda usar el hashtag de recomendar libro. Por otro lado, es interesante saber que hay en el ambiente una gran variedad de obras que podría cartalogar de "curiosas", y que le corresponde a cada uno de nosotros entrar en ese juego de la casualidad para el encuentro con estos autores.

Pdt: No he logrado localizarlo en ninguna biblioteca pública, ¿por el sólo hecho de tenerme aquí reflexionando de su trabajo, el escritor podrá estar satisfecho?. Creo que luego de su segunda edición simplemente ya no se acuerda ni le preocupa que yo ande por aquí.



sábado, 13 de agosto de 2022

De sentencias y utopías: el atentado de Salman.

 De sentencias y utopías: el atentado de Salman.

Por Carlos Hdez. Guerrero, Agosto 2022.

“Esta sería pues la condición humana vista por Salman Rushdie, vista también (francamente) por el que escribe estas líneas, vista por quien quiera que tenga cerebro y conciencia de su alma: somos un revoltijo de Tiniebla y luz, ni siquiera sabemos distinguir entre la una y la otra, tampoco están muy definidos los límites entre el Yo y el Otro – o lo otro- no sabemos si el Otro que nos está acosando es luz o tiniebla”.

Estas palabras del escritor Carlo Coccioli me vinieron a la mente luego de conocer la noticia del atentado contra el escritor inglés nacido en India, y que de origen convivió en un mundo perpetuado en el conflicto del pensamiento religioso propio de esa región hindú - musulmana y quien sabe qué más tipos de movimientos e ísmos conviven por ahí.

Yo estaba apenas por terminar mi época de educación preparatoria cuando se dio la sentencia del Ayatollah Jomeini, Cocciolo radicaba ya en México y estaba concentrado en varias obras como “Dos veces México” y este “librillo” llamado “la Sentencia del Ayatola” el cual nos confiesa fue escrito “sobre las rodillas” aludiendo a la prisa con que lo hizo bajo la presión de la firma editorial.

Mi temprana edad estaba más preocupado por los partidos de futbol del fin de semana, además de dar seguimiento a mi equipo favorito por la TV, también estaba dejando atrás mi época de deportista de barrio, y el mundo, como ahora, ha sido un hervidero de conflictos (el mundo cambia, pero quizás no sea más virtuoso que antes). Los libros ya eran también parte de mi mundo, ya había tenido contacto con mentes del pasado y los que aún estaban presentes creando grandes obras que los harán inmortales en el ambiente literario y científico.


Nunca estuve interesado en la obra de Rushdie, a pesar de lo que se hablaba en los medios, la TV mexicana cuando tocaba el tema nos ponía en un contexto donde se condenaba la intolerancia religiosa en contra de un derecho a la libertad de pensar y escribir. La sentencia a muerte contra un escritor era y es, decían, el regreso a la edad media. Sin embargo, y por palabras de Coccioli, la gran mayoría de famosos pseudo ofendidos por la condena del Islam ni siquiera habían leído “The Satanic Verses”, en lo particular, la obra merece contar con ciertos antecedentes de historia, de lectura de El Corán, y quizás un poco también de todo lo que significa el Judaísmo y Cristianismo, sólo para comprende las ironías y sarcasmos que Rushdie utiliza como metáforas en sus intenciones.

¿Y yo, acaso leí “Los versos satánicos”?, pues bien, decirles que haber pasado las 80 páginas fue mucho para mí. Lo conseguí varios años después, recién cumplía mis 27 años, la Internet ya contaba con sitios desde donde se podían descargar libros digitales. La lectura es compleja y difícil. Además, leí una traducción y sabemos que es mejor conocer la obra en su idioma natural, más viniendo de alguien que culturalmente es un verdadero trotamundos inglés. Luego, por esas grandes amistades que uno logra de manera maravillosa, por mi amigo “Yorch”, conocí al escritor Italiano que terminó sus días en nuestro país.

Coccioli califica la obra como “blasfema”, y tiene motivos para hacer semejante atribución, en el entendido de haber realizado una obra donde claramente ridiculiza el pensamiento islámico, si bien se puede estar en contra de los dogmas que encaminan las religiones, poner sobre un repositorio de bajezas humanas a quien millones de creyentes depositan su fe, no podrían desde luego sentirse mejor.

La burla siempre ha existido, para quienes detentan algún tipo de poder, y forma parte de un derecho humano universal el permitir que las personas se expresen libremente y sin tapujos. La parte aludida deberá masticar sus corajes, si es que, lo dicho por quienes sostenidos por las anteriores premisas, les hayan sido motivo de ofensa.



Veamos una reflexión de Cocciolo cuando cita a una surá de El Corán, dentro de un texto larguísimo entre los versículos 213 y 214:

No invoques, junto a Dios a ninguna otra divinidad pues (de hacerlo) estarías entre quienes serán castigados… advierte a los más próximos a tu clan”.

-Dice Coccioli: “ …es, en este momento cuando históricamente nace la verdadera y última de las tres grandes religiones monoteístas del planeta: judaísmo, cristianismo, islamismo. Es en este sublime momento cuando empiezan a germinar en el corazón del hombre las semillas del dogmatismo celoso y agresivo inevitablemente ligado al culto de un solo Dios, engendrador en el corazón del hombre de la intolerancia que se convierte en violencia”.


Y sin embargo, como dije antes, hay un sentido consciente en el escritor de que su trabajo es blasfemo y por tanto, ofensivo, no creo que pudiera esperar otra reacción siendo Rushdie un conocedor del tema social, histórico y religioso. Se puede ser valiente, arriesgar cuando se tiene la voluntad de expresar sin miramientos lo que se piensa o lo que una mente con gran capacidad imaginativa desea expresar ante el mundo. Para comprender esto, imagine nadamás que para referirse al profeta Mohoma, Rushdie le pone el nombre de “Mahound”, que en términos más vulgares en inglés se puede traducir como “el diablo” o mejor dicho “perro” y que las diversas esposas que tuvo, según se sabe, son representadas por prostitutas, y al ángel inspirador, que en su caso es el arcángel Gabriel le llama “the pet”, la mascota.

Nadie por encima de lo que representan las aspiraciones humanas por vivir en plena libertad y tolerancia pueden aceptar que por escribir un libro y publicarlo, por más interés de explotar las debilidades humanas para cultivar la fama, merecen ser condenados a la pena de muerte. Demasiada intolerancia hemos vivido a lo largo de cientos y miles de años con diversas culturas del mundo. Nuestro país no es la excepción. Vemos en lo fantástico que es nuestra época de las redes sociales y comunicaciones un sin número de expresiones haciendo mofa de la cultura y el pensamiento, de la fe y los sentimientos, algo nunca antes visto y que costaron miles y quizás millones de vidas a lo largo de la historia, y sin embargo no hemos aprendido a comprender los valores de respeto y tolerancia.

Nos exigimos la libertad de decir lo que pensamos, y no nos medimos en calcular lo sensible que hay en la naturaleza humana, abusamos. Yo siendo cristiano católico me toca batallar con diversas complejidades del dogma, de mi práctica como hombre de fe y las necesidades de cambio, de la sed de justicia que nos persigue. Por eso soy un convencido de que la lectura es ese "detonador" de conciencias, o al menos, de ser punto de inflexión entre lo que queremos ser y lo que creeemos ser. Como dijo alguna vez Saramago "solo pretender el desasosiego: yo no escribo por amor, sino por desasodiego. escribo porque no me gusta el mundo donde estoy viviendo". Y así, se rompen supuestas conciencias de "identidad" individual y colectiva.

Para comprender un poco más de lo que no puedo expresar aquí en palabras, le tomo la idea a Coccioli y en honor a su pensamiento expresado en su “librillo” como él le llama. Retomar aquella vieja y utopía idea de un gobernante de un imperio antiguo, lo Maurya, me refiero a Asoka. Así como Sir Tomás Moro, es posible imaginar mundos donde impere cierto grado de razón y justicia (agua y aceite). Asoka tuvo un cambio en su vida y en su manera de gobernar derivado de su horror por el resultado de una guerra en la que salió victorioso, en cierto modo “despierta”. En muchos casos así sucede, necesitamos una sacudida, ser “tocados” por un rayo casi cegador y doloroso para poner en práctica una vida colmada de virtudes humanas. Les recomiendo “googlear” el nombre de Asoka y sus principios utópicos de buscar la sociedad justa.

Jomeini ya murió y Rushdie, aún perseguido por su ofensa, al momento se debate entre la vida y la muerte, vaya mundo que me toca vivir.

Innecesario es decir que “condeno” los atentados contra escritores, si bien merecen la acción de la justicia, en lo personal me parecen tristes y ofensivas las luchas que libran las organizaciones dicen portar con banderas de amor y aquellos que aprovechan sus otros estandartes de “libertad de expresión” con el pretexto de “concientizar” gentes”. Como dije al principio, el mundo lo he conocido siempre sumergido en el caos. Palabras como “crisis”, “violencia” o “fraude” están todos los días en los medios de comunicación, son las preferidas de los “líderes” de opinión y activistas de los partidos políticos, no veo mucha diferencia con el conflicto de la “fatwa” de Jomeini y “Los versos satánicos” de Rushdie.

Merecemos aspirar a la utopía y como dicen, “sueña con un mundo mejor, pide lo imposible”.

Que así sea, amén.

Pdt: Desde luego, le guardo un gran respeto a la obra y vida de Carlo Coccioli, su forma de haber descubierto y describir a este país que adoptó para finalizar su vida, en su libro "Dos veces México", aunque nos sumerge en un letargo, me llevó a descubrir una parte que requiere del ojo ajeno para vernos y descubrir un poco más de nosotros.