Reflexiones de Carlos Hdez. Guerrero
El cultivo de la mente es un alimento para el alma. Marco Tulio Cicerón.
El cultivo de la mente es un alimento para el alma. Marco Tulio Cicerón.
Imagine usted, los siguientes
datos son crudos pero la realidad que vivimos tiene tantas cosas para ponerse a
pensar, y eso al menos ya es ganancia.
Sociedad consumidora de imagen
Veamos, el gobierno federal,
desde la administración de Felipe Calderón, promovió un brinco tecnológico para
llevar las comunicaciones a otra generación, dando paso al conocido “apagón
digital”, donde la televisión analógica, es decir la tradicional que conocemos
de hace décadas, quedaría fuera de transmisión y colocando la nueva era digital
con mejores características en imagen y transmisión de datos. El plan tenía un
inconveniente: la sociedad mexicana mediatizada y consumidora de espectáculo
tenía en un alto porcentaje un televisor analógico, “antiguo” por llamarlo de
alguna manera.
Una nota de El Economista nos
dice:
Aunque fue aprobada por el Congreso
de la Unión en 2013, la fecha del apagón analógico ya estaba contemplada en el
decreto del ex presidente Felipe Calderón del 2 de septiembre de 2010, es
decir, tanto concesionarios como permisionarios tenían un horizonte de cinco
años para migrar a la tecnología digital”, dijo la Amedi (Asociación Mexicana
de Derecho a la Información), que pronto renovará su cúpula directiva.
También recordó que antes de que en el gobierno de Vicente Fox, en 2004,
se comenzaran a definir políticas para la transición a la TV digital, ya en
1999 se había creado un comité para la elección del estándar de transmisión de
este servicio, que resultó ser el A/53 ATSC.
“En estricto sentido, el proceso de transición a la TDT va a cumplir 16
años y desde entonces tienen conocimiento los concesionarios”, dijo la Amedi. (
http://eleconomista.com.mx/industrias/2015/11/09/apagon-analogico-tuvo-cinco-anos-lograrse-amedi)
La misma estrategia continuó con
Enrique Peña Nieto y consistió en cubrir ese “hueco” popular de “alta
necesidad” mediante la distribución gratuita de millones de nuevas pantallas
que puedan cubrir la nueva era tecnológica. De este modo, la canasta de consumo
básico, exigencia de las masas que pueden prescindir de un libro, no podrá
quedar descubierto por las señales seductoras del poder de la imagen, el pueblo
es el principal generador de necesidades, pero si no las necesita, hay que
crearlas, “lo que el pueblo nos demande”. No importa que grupo detente la banda
presidencial, todos los que participan en el mismo juego de la política saben
de las ventajas que arrastra un sistema de comunicación que conecta al
consumidor pasivo con mensajes populistas seductores o de persuasión.
A
principios de este Siglo XXI, Giovanni Sartori, en su obra Homo Videns (la
sociedad teledirigida) nos advierte de estos mecanismos de las nuevas
sociedades y los efectos de su relación con este instrumento mal comprendido:
… Con la televisión, nos aventuramos en una novela radicalmente nueva.
La televisión no es un anexo; es sobre todo una sustitución que modifica sustancialmente
la relación entre el entender y el ver. Hasta hoy día, el mundo, los
acontecimientos del mundo, se nos relataban (por escrito); actualmente se nos
muestran, y el relato (su explicación) está prácticamente sólo en función de
las imágenes que aparecen en la pantalla… Por encima de todo, la televisión es
la primera escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela
aburrida); y el niño es un animal simbólico que recibe su imprint, su impronta
educacional, en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver. En esta
paideia, la predisposición a la violencia, es, decía, sólo detalle del problema
(según se dice, el hábito a exponerse durante mucho tiempo a la TV). El problema
es, que el niño es una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo
lo que ve (ya que no posee aún capacidad de discriminación). Por el contrario, desde
el otro punto de vista, el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que
no lee y, por tanto, la mayoría de las veces, es un ser “reblandecido por la televisión”,
adicto de por vida a los videojuegos.
No nos remitamos solamente a los
niños, si bien es donde podemos captar ese proceso natural de aprendizaje, en
nuestra sociedad personas mayores de 18 años están hipnotizados por una
realidad simulada, atrapados por la hiperestimulación que generan los medios
virtuales, las redes sociales y una “necesidad” de pertenencia por estímulos
que nos llegan desde las grandes compañías que nos venden estilos de vida: hay
que “tener” para “ser”, lo que implica “pertenecer”, identidades y conciencias
compradas.
Los gastos del encendido digital
Muchos años atrás (2006) durante
mi paso de un postgrado en la Universidad Iberoamericana, ya había escrito
sobre la forma como se modifican los valores gracias a la influencia de los
contenidos de la programación de TV, y no propiamente por el artefacto en sí
mismo, de ahí que lo llamo “incomprendido”, ese instrumento que el menos en mi
infancia tuvo una influencia considerable en mi forma de concebir y
relacionarme con el mundo. Por fortuna, alrededor había otro instrumento menos
complejo, tecnológicamente hablando, que también me embarcaba en viajes
interesantes y seductores: el libro.
En su momento, este aparato que
llegué a conocer todavía con bulbos y en blanco y negro, cumplía con su
objetivo de entretenimiento como hoy en día, y eran pocos los comentarios
respecto a su impacto negativo en la formación de la sociedad. Y por otro lado,
la divulgación de la lectura estaba en los programas de educación básica que
nos conectaba con la genialidad de Juan José Arreola, Juana de Ibarbourou,
entre otros. En mi ciudad apenas tenía conocimiento de una biblioteca en la
zona Centro y los talleres de cultura se limitaban a trabajos manuales, música,
baile y teatro, poco sabía sobre talleres o círculos de lectura. Era inimaginable la vorágine con que la
tecnología iba a llegar a transformar nuestro mundo colocando en cada hogar y
en cada individuo un artefacto de capacidades inmensas para comunicar y
relacionar a las personas, se comparten opiniones y conocimiento en minutos, y
aun así existe un cierto grado de insatisfacción, sin pensar que muchos
contenidos están cargados de estupidez y flojera cerebral.
El apagón analógico que es el fin
de un sistema de transmisión de señal, es en cierto modo, un engendro que
combina innovación tecnológica con demanda del mercado, pero también harto
grado de perversión para el mejor postor. Tan solo comparemos los esfuerzos por
mantener al televidente cautivo contra los que se realizan para crear una
sociedad de lectores.
Según la información que llega a
mis manos 19 mil millones de pesos es lo gastado para el apagón analógico (http://www.20minutos.com.mx/noticia/12023/0/televisiones-digitales/gratis-sct/apagon-analogico/) repartiendo 14 millones de televisores
digitales, por familia de escasos recursos y cada vivienda podría habitar una o
más familias, siendo el fenómeno algo complejo, podrían haber 2 o más de estos
aparatos por vivienda.
El número de viviendas habitadas
en todo el país, según el INEGI llega a casi 32 millones, lo que representa que
el Gobierno Federal está cubriendo casi un 43% con pantallas digitales, si
fuera una familia por vivienda… bueno digamos que es posible que se van a
satisfacer al menos a un 35% de hogares mexicanos, con un valor de 3.7
habitantes por vivienda, 11.2 millones de hogares contarán con al menos un
aparato que llevara entretenimiento a cerca de 41.4 millones de personas, es
decir el 35% de la población nacional. El gobierno ha gastado (que no
invertido) cerca de 459 pesos por cada persona, según mis tanteos mentales.
(Cada pantalla colocada en las viviendas tendría un costo aproximado de 1,357.14
pesos, los precios aproximados en tiendas comerciales están por encima de los 2
mil pesos, sin embargo es un buen negocio para los proveedores).
Mientras tanto, bajo el argumento
de mejorar la calidad educativa para el desarrollo de “nuevas habilidades” y formación
de estudiantes más competitivos, el gobierno del Estado de Guanajuato ha
realizado una inversión de 300 millones de pesos para entregar 125 mil tabletas
repartidas en 82 mil 700 para estudiantes y 42 mil 300 profesores.
En Julio de 2015 un periódico
local detectaba que algunos de estos estudiantes las ofrecían a la venta por
1,300 pesos a través de las redes sociales, y unas casas de empeño habían
detectado intentos de lucrar con ellas, sin embargo, gracias a los acuerdos
alcanzados con la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Prendarios
(AMESPRE) no las aceptaron. Por otro lado, haciendo una pronta investigación
entre varios alumnos de secundaria y preparatoria que habían recibido sus
equipos entre Septiembre y Octubre, me confesaron que en el aula apenas le
dedicaban 1 hora aproximadamente, algunos maestros les pedían usarlas para las
tareas (destacando su esfuerzo clásico de “copiar y pegar”) lo que implicaba no
más de 2 horas a la semana y que el uso que le daban era para tomar selfies y
pasar más de 4 horas diarias en las redes sociales.
El mismo periódico local se
aproximaba a lo que yo había detectado, ahí aseguran que los alumnos las usan para
jugar, escuchar música y ver videos que para estudiar. Además, los delincuentes
han encontrado una oportunidad para asaltar a los estudiantes, algo que pude
constatar pues supe de 3 casos en que fueron abordados por estos amantes de lo
ajeno sin causarles mayor daño que el susto y privarlos de ese beneficio
tecnológico. La nota del diario informa que a fin de asegurarse el buen uso de
la Tablet, se pone a disposición de los usuarios, principalmente los padres de familia
una aplicación “Qustodio de Control Parental” pero que solo se puede usar
gratuitamente por 3 días, después de eso se tendrá que pagar una suscripción
anual por cerca de 194.33 pesos Sin embargo, al realizar el proceso de compra,
al final la aplicación señala que en pesos mexicanos el importe total es de 600
pesos (periódico am, PEDRO MADRAZO / Publicada el 19/10/2015).
No es exclusivo del Estado de
Guanajuato, en 2014 La SEP informaba que se gastó 2 mil 500 millones de pesos
en tabletas para los estudiantes de quinto grado de seis de los 32 estados de
la República y eso era solo el comienzo. Para cuestionar sobre la efectividad
de llevar esta “estrategia” de conectar a los estudiantes con las nuevas
tecnologías, recordé un artículo de Luis Felipe Lomelí en Octubre de 2014 “Tabletas
SEP: ¿mejora la educación” donde se aborda el tema con un gran escepticismo (http://www.sinembargo.mx/opinion/01-10-2014/27750).
En mi opinión, era indispensable
haber organizado unas campañas de capacitación y formación docente para que
adopten nuevas prácticas en el uso de estos dispositivos electrónicos. Es
posible que tomen tiempo, pero esa es una inversión importante para dirigir
apropiadamente a los alumnos y padres de familia antes de haber entregado los
dispositivos pues no estaban realmente preparados para asumir esta nueva
responsabilidad. Es un hecho y una realidad que las carencias de nuestra
sociedad no le permiten a una gran mayoría tener acceso a las nuevas
tecnologías. Un maestro me confesaba con cierta pena que desconocía la manera
cómo aplicaría las tablets en sus clases “estos niños saben más que yo”,
aceptaba con resignación. Existe una brecha cultural aún más grande que tiene
que ser atendida con urgencia para que estos gastos se conviertan en una
verdadera “inversión social”.
Los libros no requieren apagón.
William James solía predicar la “voluntad de creer”. Yo, por mi parte,
quisiera predicar la “voluntad de dudar”… Lo que se persigue no es la voluntad
de creer sino el deseo de descubrir, que es exactamente lo opuesto. Bertrand
Ruseell, Sceptical Essays.
¿Y si se hicieran esfuerzos por
llevar libros a cada hogar mexicano?... lo sé, muchos me llamarán “pobre iluso”
y soltarán una leve sonrisa, les sobran motivos para calificarme menos que eso.
En el 2014 publicaba cifras de lectura que nos dejaban completamente
insatisfechos, claro para quienes consideramos que es mejor el hábito de leer.
Con esto no soy de los
apocalípticos que quisieran quemar televisores en las plazas públicas, el
instrumento en sí es un símbolo del progreso y el ingenio de la humanidad, su
uso depende de una inteligente y bien intencionada voluntad, y eso es
precisamente lo que no distingue a las compañías televisoras. Sobre un posible
sentimiento de nostalgia y comprensión
que implica la influencia del televisor en nuestras vidas, los remito a un
artículo de Pedro Mena Bermúdez publicado en la revista alternativas “Una caja
llamada idiota” (Revista Alternativas, núm. 61, Junio 2015, http://issuu.com/revistaculturalalternativas/docs/revista_cultural_alternativas_n61_j/14).
Los mexicanos, según la ENCUESTA
NACIONAL DE LECTURA Y ESCRITURA 2015, que llevó a cabo el CONACULTA (https://observatorio.librosmexico.mx/encuesta.html)
, estamos leyendo más, lo que es sin duda un logro para nuestra sociedad. Según
esta fuente de información, leemos 5.3 libros al año mientras que en 2013 se
reportaba un promedio de 2.8, es decir, leemos casi el doble en un periodo de 2
años.
Mientras tanto, según el INEGI en
su Módulo de lectura del 2015, un 61% de personas manifestaron tener menos de
25 libros diferentes a los de texto en casa, y un apenas un 10.4% acepta que accede
a material de lectura en una biblioteca. Para quienes manifestaron tener una
cierta afición por los libros, el tiempo promedio por sesión continua de
lectura del total de la población es de 39 minutos, mientras que las razones
declaradas para no leer libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de
Internet, foros o blogs, en mayor proporción son: “por falta de interés” (36.8
por ciento) y “por falta de tiempo” (35.8 por ciento).
Lleven estos indicadores al uso
de las tablets o la dedicación que se tiene en casa para las nuevas pantallas
digitales, donde el interés cambia y casi no existe “la falta de tiempo” acaso
porque la televisión compite directamente contra el uso prolongado en Internet,
según la AMIPCI el internauta en México supera las 6 horas diarias (https://www.amipci.org.mx/images/AMIPCI_HABITOS_DEL_INTERNAUTA_MEXICANO_2015.pdf). De estos el 85% manifiesta que entra a Internet para accesar a las redes
sociales y un 64% para enviar/recibir mensajes instantáneos, es decir, para “chatear”.
Apenas un 78% dice que la utiliza también para búsqueda de información, aunque
no especifica el tipo de información. Destaca también el ocio de descargar
música al usar sus equipos, llegando a ser un 53%.
Destacable que el acceso a
Internet lo hace un 58% a través de su Smartphone y un 31% a través de tablets,
algo que va a crecer significativamente con la campaña de inclusión que llevan
a cabo los gobiernos federal y estatal. En estos momentos la cifra debe ser muy
grande, los chicos desde el primer día estuvieron al pendiente de configurar sus
equipos para que puedan detectar las señales WiFi de sus hogares o de lugares
públicos como lo es México Conectado dedicado a la provisión de Internet abierta,
que tiene propuesta una asignación presupuestal para el 2016 de 1,816 millones
de pesos, aunque tiene una disminución anual de 25 por ciento con respecto al 2015
que fue de 2,421 millones de pesos, según Ernesto Piedras columnista de El
Economista y miembro del ITAM, todo esto debido a un ajuste de austeridad presupuestal.
Es una combinación lógica, dada
la gran distribución de dispositivos para estudiantes de los niveles básicos de
educación, hacía necesario contar con Internet público para que puedan ser “usadas”
con mayor interés. Sin Internet los equipos tienen menos valor para los
usuarios una vez que entendemos las cifras que nos reporta la AMIPCI sobre los
hábitos de los internautas en México. En contraste, el presupuesto de la nueva
Secretaría de la Cultura que sustituye al Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes CONACULTA tiene asignados 5 mil 343 millones de pesos, es decir, el
recurso de un solo programa llamado México conectado representa un 34% de lo
destinado para apoyar las actividades de promoción y cultura de donde depende
la Red General de Bibliotecas Públicas en todo el país, el Consejo Nacional de
Fomento para el Libro y la Lectura, Comisión Nacional de Libros de Texto
Gratuitos, Canal 22, el Consejo Nacional de Fomento Educativo, el Fondo de
Cultura Económica, así como El Instituto Nacional de Bellas Artes INBA y el
instituto Nacional de Antropología e Historia INAH entre otros. Así como lo la
acaba de leer, un solo programa abarca presupuesto en proporción mayor que
algunas de estas instituciones.
Parece que la prioridad por
colocar la tecnología al alcance de la sociedad tiene una prioridad inmensa
sobre otros programas, dada la proporcionalidad de presupuestos. Quizás
encuentre algo razonable en la anunciada secretaría de la Cultura, pero todavía
tengo mis dudas al respecto. En lo que me encuentro más seguro, es que contar
con las pantallas digitales que derivó el “apagón analógico” así como la
distribución de miles de tablets entre la población estudiantil no implica un
gran avance para incursionar en una sociedad más educada.
Los programas para fomentar la
lectura como “Vacaciones en la biblioteca”, Salas de lectura, Paralibros, “La
hora del cuento”, entre otros, un 30% son gestionados por la federación, y sin
embargo, en los medios que utilizan tanto el Gobierno Federal como el Gobierno
del Estado de Guanajuato, merecen apenas algunas notas informativas contra un
monstruo de publicidad sobre la entrega de tablets en las escuelas que se
despliegan en nuestros navegadores mientras consultamos algunas páginas y portales
de correo electrónico. Lo que me lleva a pensar que el gasto aplicado para esos
programas de Mover a México con pantallas digitales y tablets aún falta
sumarles lo que se pagó para mantener dicha publicidad en radio, televisión e
impresos.
En León Gto., la anterior
administración 2012-2015 tuvo dos años únicamente aplicando el programa de “Becas
Lector”. En el 2015 no solo no fue prioridad, sino que no hubo convocatoria y
resulta difícil saber cuáles fueron los resultados de las campañas anteriores, refiriéndome
especialmente a si estos chicos, que leyeron varios libros a cambio de recibir
un estímulo económico, se mantienen hoy en día como lectores cautivos. En este
momento es difícil saber cuál será la estrategia del actual Ayuntamiento para
el fomento a la lectura, partiendo por el presupuesto y seguido por un plan de
acción efectivo y con un verdadero sentido de crear lectores y no “interesados”
en una suma de dinero que resulta ser el principal atractivo de este tipo de
programas que con el paso del tiempo se pierden en una decantación de cifras
para “informes” que disfracen acciones de gobierno.
La competencia entre el libro
impreso contra las “bondades” de los dispositivos electrónicos es muy fuerte.
Los gobernantes, sumidos en una guerra electoral permanente, apuestan a crear
seguidores cautivos mediante dádivas. La tecnología les exige enfrentar retos
de futuro, y tiene sentido que enfoquen esfuerzos para hacer a México un país y
a Guanajuato un estado competitivos, eso nadie les debe refutar. Lo
cuestionable son los procedimientos y prioridades que se dan dado el ambiente
político y económico. Difícil tarea tendría cualquier gobernante ante una
sociedad en gran medida conformista y deseosa de ser abrigada con derechos de
manutención. Esto último es un problema socio cultural derivado de un sistema
educativo con muchas deficiencias. Según la OCDE México destina sólo el 2.5% para
mejorar escuelas del gasto público destinado para educación. En el 2012 dicho presupuesto
representaba el 5.2% del PIB, lo que representa que se gastó 2,600 dólares por
estudiante de primaria, lejos de los 8,200 dólares del promedio de la OCDE (http://www.cnnexpansion.com/economia/2015/11/24/mexico-reprueba-en-inversion-educativa-ante-la-ocde).
¿Cuánto de ese dinero fue para mejorar sus espacios educativos y cuanto de esto
será empleado para que desperdicie su tiempo en un aparato que en poco tiempo
podría ser obsoleto o deje de funcionar?
Cuando un libro se abre,
difícilmente el niño o el estudiante está pensando en cualquier amenaza de
virus, o bien, en la presencia de una señal WiFi para que pueda ser utilizado.
Las actitudes de los educandos cambian de manera amenazante cuando carecen de
electricidad, cuando las pilas han perdido su carga… cuando no tienen instalado
un programa para descargar música, en fin. Los libros poseen ciertas ventajas y
pueden ser un verdadero complemento para que la tecnología sea empleada en su
perfecta dimensión: nos comunican más rápido y nos proporcionan información más
completa y variada. Para ello, como decía renglones atrás, se hace
indispensable un plan de acción para capacitar más y mejor a profesores y
padres de familia.
A ciertos actores políticos y de la sociedad les
puede caer como patada al hígado, algunos de mis comentarios antes referidos, y
nada más me gustaría que estar equivocado y tener información errónea. Espacio
y tiempo me falta para continuar reflexionando y documentando sobre este
fenómeno de la actualidad. El futuro nos alcanzó inevitablemente. Atrás
quedaron mis reflexiones sobre el fomento a la lectura de aquél lejano año de
2014 en este mismo blog, donde abundo sobre estrategias y citas de eventos para
hacer que los libros lleguen a los diversos rincones de nuestra ciudad y la
gente en general.
Siento que mi texto termina abruptamente, sin embargo, lo hago así para que después de tantas cifras y reflexiones, usted
pueda llegar a sus propias conclusiones. El apagón digital no debería ser un
tema de crisis, si nuestra sociedad tuviera un mayor aprecio por los libros.
Una vez aplicado el cambio de señal analógica a digital, millones de hogares
hubieran aceptado que desde décadas atrás ese rincón dedicado para colocar la
caja idiota se pudo haber destinado para colocar un modesto mueble con varias
decenas de libros y enciclopedias. Su inversión podría variar según los gustos
de cada familia pero estoy seguro, que ni el gobierno ni cada jefe de familia
habría gastado tanto como la cantidad de dinero que está representando
actualmente.
Para mayor información:
http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/encuestas/hogares/modulos/molec/doc/resultados_molec_ago15.pdf
Fuente imagen: es.123rf.com