jueves, 30 de enero de 2014

El gusto y fomento a la lectura en León, Gto.

Reflexiones sobre el gusto y el fomento a la lectura en León, Gto.
Por Carlos Hernández Guerrero

Leer buenos libros, es como conversar con las mejores mentes del pasado.

René Descartes.


Es común escuchar en los medios que México es un país que no lee. Me pregunto por qué un chico llamado Félix Cardona venido de Guadalajara se instala en el centro de la ciudad con un cascajo de televisor y un pequeño acervo de 30 libros muestra en un improvisado letrero “te invito a leer”. Según un reportaje de la revista Proceso México ocupa el triste lugar 107 de 108 en índice de lectura“… el índice de lectura de la población general disminuyó de 54.6% en 2006 a 46% en 2012. Esto significa que el mexicano promedio lee 2.8 libros al año, en contraste con España (7.5) o Alemania (12). A pesar de esto, según la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), la tendencia negativa del número de librerías que en 2006 eran 42,045 y 39,999 en 2010 remontó en 2011 hasta alcanzar 40,345 establecimientos.” (Proceso, Abril 2013).

La Fundación Mexicana para el Fomento a la Lectura A.C. (FunLectura), en Enero de 2013 daba cifras muy tristes: el 86% de los hogares en México apenas llegan a 30 libros que no sean de índole educativo, es decir, que sirvan para atender a la obligada escuela, mientras que apenas el 2% de las viviendas llegan a tener 100 o más libros. Según la encuesta llevada a cabo por esta organización, estableció que en los últimos 6 meses el 40% no había leído ningún libro, mientras que el 22% confesó haber leído apenas 2 libros. Un 4% de los encuestados aceptó que lee en promedio un libro al mes (Revista Contenido, Enero de 2013).

No quiero imaginar cuáles serían los resultados si se establece una encuesta sobre el uso de la televisión, los horarios y el tipo de programación que prefiere. Y ¿qué podemos decir de los nuevos hábitos generados por incursión de servicios por la Internet? Según la AMIPCI (Asociación Mexicana de Internet) en 2013 el tiempo de conexión por día del usuario conocido como “internauta”  dedica en promedio 5 horas, 67 minutos más que el año anterior, siendo que el 33% son niños y jóvenes entre 6 y 17 años, mientras casi el 30% oscila entre 25 y 44 años de edad. ¿Cuántas horas diarias dedican estos grupos a la lectura de un libro? El 82% de ellos considera que dedica como principal actividad el acceder a las redes sociales.

Mientras que en Europa ya se reporta que la mayoría de usuarios de Internet lo hacen por dispositivos móviles 76% vs 68% (Márketing Directo, Enero 2012), en México desde finales de 2010 la tendencia se perfilaba hacia el mismo camino. El grupo de edad en México, que más usa Internet está entre 12 y 24 años con el 50%, y el 78% de los hogares mexicanos dicen tener al menos un celular (AMIPCI 2011). La última tecnología de teléfonos celulares tienen capacidad de conectarlos para ser aprovechados en las redes sociales y compartir fotos y música, que son de los principales hábitos de los jóvenes (casi 3.4 hrs en sitios de entretenimiento, comScore Media, 2011). Lo más interesante es que un 46% de estos usuarios son del nivel medio bajo. Por algo hay quienes piensan que el e-Book es una seria amenaza contra la versión impresa, para ello recomiendo un buen texto escrito por Manuel Arias Maldonado "Los futuros del libro" (Letras libres, Agosto 2013, http://www.letraslibres.com/revista/dossier/los-futuros-del-libro).

En el 2007 Gabriel Zaid en la Revista Letras Libres había dado una cifra alarmante que bien pudo haber colocar una alarma en las autoridades y otras organizaciones civiles para haber cambiado el panorama. Dice pues la revista:

Gabriel Zaid en su ensayo “La lectura como fracaso del sistema educativo”. Una de ellas señala que hay 8.8 millones de mexicanos que han realizado estudios superiores o de posgrado, pero que el dieciocho por ciento de ellos (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería. Luego de mezclar cifras y trazar constantes, el lacónico Zaid concluye: “La mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros.” Luego dice que “en 53 años el número de librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18” en la culta capital. Es decir: a mayor esfuerzo educativo, menos lectores. Esto demuestra algo realmente inaudito: en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada.
La Encuesta Nacional de Lectura de 2012 se comparó contra la del 2006, arrojando algo increíble (tomado del sitio de Carmen Aristegui Noticias):

La encuesta Nacional de Lectura 2012 reportó una disminución en torno al hábito de la lectura que se tiene en México. En comparación a la muestra realizada en 2006, donde se registró que 56% de los mexicanos leían libros, mientras que el actual estudio arrojó que cifra actual es de 46.2%.
Respecto al número de libros que leen los mexicanos por año; la cifra fue de 2.94.
De acuerdo al estudio, el 43 % de los mexicanos cada vez leen menos; 34% lee la misma cantidad de libros, y sólo 22% ha aumentado en su lectura.
El documento subrayó que las principales razones expresadas por los mexicanos para no leer, o por las cuales no leerían, se encuentran: por falta de tiempo, por dedicarse a otras actividades recreativas o porque no les gusta leer.
Por sectores de edad, el grupo de entre 12 y 17 años siguen leyendo igual o más en comparación con el resto de los grupos de edad.
in embargo, se observó una caída en la frecuencia de lectura a partir de los 18 años, edad a la que la mayoría de los jóvenes terminan sus estudios y es cuando leen menos, incrementándose la disminución de lectura notablemente con el aumento de la edad.
Además, se indicó que las dos terceras partes de la población leen por placer menos de 30 minutos diarios o su equivalente si leen un día a la semana por una o dos horas.
Se puede consultar en línea descargando la información en: http://sic.conaculta.gob.mx/publicaciones_sic.php

Se puede diferir en cuanto a estas cifras, nuestra percepción sobre estos datos también se pueden comparar de acuerdo a nuestra propia experiencia. Estas cifras quizás son variables dependiendo del grupo social, grupos de edad, de la situación geográfica, la situación socioeconómica, etc., sin embargo considero que en la sociedad leonesa no está muy lejos de dichos números. Una mejor posición social no implica mejores hábitos, ni la pobreza, aunque siempre limita, no implica necesariamente la pérdida de la necesidad de la lectura.

La misma encuesta nacional de lectura informa sobre Las características sociodemográficas de este perfil lector en literatura (que no son revistas o académicos) son las siguientes:

·  Una ligera participación mayor de hombres (5.2%) que de mujeres (4.3%).
• Por edad, la representación es muy alta para el grupo de 46 a 55 años (9.2%) y en menor medida de 23 a 30 años (6.0%).
• Por escolaridad, tienen mayor representación las personas con primaria incompleta (6.5%) y preparatoria incompleta (6.0%).
• Por grupo socioeconómico, tienen una mayor representación los niveles medio (7.5%) y bajo (5.0%).
Acerca de la disponibilidad y acceso a materiales de lectura:

Sólo 9.5% de los integrantes de este grupo no posee en sus hogares libros que no sean de texto en el hogar, 36.9% posee entre uno y 49 libros de este tipo y 14.4% posee más de 50.

12.5% ha comprado libros, 60.5% los ha recibido prestados por una biblioteca o sala de lectura, a 7.3% se los ha prestado un amigo o familiar y 17% los ha recibido regalados.

Por otro lado, los encargados de promover la lectura se enfrentan a un cúmulo de mensajes invadidos de ideas comerciales de consumo, vendiendo estilos de vida en un mundo competido por colocar las mejores marcas de bebidas, autos, ropa y otros artículos que dictan la moda y el estatus quo. Leer no es pues una alternativa para salir adelante con el factor “necesidad”. La vida acelerada de los centros urbanos, inhibe cualquier sentido de colocar en la mente los elementos indispensables para sacar de nuestras vidas las rutinas castrantes, responsables de una falta de visión de mundo con justicia, que sin duda, lo facilita una sociedad más crítica y fundamentada en sus formas de pensar y de juzgar.

Esto último en cierto modo, es el propósito de lograr una sociedad lectora. ¿Acaso no les ha tocado escuchar a ciertas personas cuando comentan que ven ningún sentido en la lectura? Da miedo pensar que sean muchos, pero muchos los que así juzgan. Piensan que 1 hora o 30 minutos diarios frente a un libro es tiempo perdido, sin embargo, durante un diálogo sobre conocimiento y desarrollo de alternativas para plantear y solucionar problemas, destacan de inmediato quienes han tenido la oportunidad de digerir varias obras y de diversos géneros.

Una persona lectora es quien ha decidido dar ese paso inmenso hacia un espacio que en principio, se presenta misterioso. Un lector ha incursionado poco a poco en los laberintos que ponen en duda hasta su propia identidad. Quizás por eso, muchos prefieren la indiferencia lejos de los libros, aunque muchas veces no quieren perder su derecho a opinar colocando mensajes equivocados, cargados de faltas de ortografía y frases que acarrean una combinación de risa y tristeza entre las redes sociales donde se desenvuelven.

Ante esto, me permito citar las opiniones de personas que opinaron acerca de la nota que habla sobre la situación de la lectura en México según el portal de Aristegui noticias:

que onda con mexico y q verguensa

es una verwuensa para mexico y todo x la maldita tecnologia.”

quien lo hiba a pensar, yo en lo personal digo que esto es una verguensa para cada mexicano

*Evito colocar aquí los supuestos nombres de los que así opinaron, si gustan verlos aquí les dejo el link: http://aristeguinoticias.com/2711/kiosko/4-de-cada-10-personas-leen-en-mexico-revela-encuesta-nacional/

El lector es un atrevido, que rompe un esquema social y cultural, que puede ser víctima de la soberbia de otros pocos, cayendo en las trampas de supuestos especialistas de la literatura actual y de antaño. Promover la lectura tampoco debe caer en la tiranía de los intelectuales, donde muchos de ellos navegan con la bandera de la “honorabilidad”, la pulcritud del lenguaje y un vasto acervo de títulos literarios consumidos para justificar una supuesta autoridad ante la opinión pública.

En voz del Prof. Víctor Hernández G., maestro y Director de escuela con experiencia por 30 años, “el poder del conocimiento lo siguen teniendo muy pocos, ya que  políticamente es mejor tener un país de iletrados fácilmente manejables que aquellos que por educación se rebelan ante las injusticias a causa del conocimiento”. Recordemos a fin de cuentas que estamos en una sociedad de ignorantes que lucha contra ese calificativo, a pesar de las opiniones que hablan de grupos de poder que le interesa mantenerle ese estado lacónico, y que puede superarlo dada su capacidad histórica de superar innumerables situaciones terribles de pobreza y crisis económicas. Pero que depende en gran medida de la combinación de voluntades y acciones de personas y grupos que ya pasaron del trillado “acto de conciencia”.

El fomento a la lectura en León.

En el municipio de León, Gto., existe un proyecto que pretende fomentar la lectura entre los jóvenes y niños, estimulándolos económicamente y que se otorga mediante una beca, según se explica en un discurso, que está abierto a la participación de estudiantes de secundaria y preparatoria, a quienes les basta con leer 10 libros y acreditar su comprensión mediante una evaluación para obtener un estímulo económico de cinco mil pesos en el caso de alumnos de secundaria, y seis mil pesos para estudiantes de educación media.

Según la Administración pasada informó en 2012 que la Dirección General de Educación del Municipio realizó la segunda entrega de Becas Lector que tras dos años de operar ha logrado la participación de ocho mil 114 estudiantes y la lectura de 62 mil 443 libros con una inversión de 16 millones 940 mil pesos.

En cambio, la Administración actual 2012-2015 de la priísta Bárbara Botello Santibáñez, según el Primer Informe de Gobierno, otorgó 11 millones 724 mil pesos repartidos en 5 mil 022 becas por medio de los programas Becas Lector y Becas León que corresponde al ciclo Escolar 2012-2013. Esta inversión logró la participación de 576 estudiantes de primaria y 133 de universidad dentro del programa Becas León mientras que en Junio dentro del programa Becas Lector se beneficiaron a  790 alumnos de primaria, 1 mil 061 de Secundaria y 627 de preparatoria, con un monto que asciende de 3 millones 272 mil 118 pesos.

La Feria Nacional del Libro de León (FENAL) a través del Programa Nacional de salas de lectura del CONACULTA acondicionó paraderos en espacios públicos para acercr a los transeúntes a los libros. Ángeles Suárez Tacotalpan Directora de la FENAL afirma “Hemos logrado reunir a unas 3 mil 500 personas que han leído con nosotros. En su gran mayoría son niños y adultos mayores”. Se han logrado obtener 360 libros donados por CONACULTA en un programa al que denominaron “Todos a leer” y bajo el lema “leer con sentimiento y emoción” se pretende acercar a más lectores con actividades diversas en dos sitios como La Plaza de San Juan de Dios y los patios de la Biblioteca Central Estatal del Forum Cultural.
(http://institutoculturaldeleon.org.mx/icl/story/338/Paralibros-para-leer-en-voz-alta-y-al-aire-libre#.Uumrc_l5MmM)

En números para estos casos de gobierno se escucha muy bien, sobre todo cuando hay una competencia política por mostrar resultados ante la opinión pública, por eso pienso que la competencia, aunque sea en materia electoral, siempre es buena. Como estrategia para acercar al ciudadano común a los libros también se entiende, sin embargo, ¿cómo lograr que el lector se pueda crear sin necesidad de perseguir un beneficio económico? Parece que la labor es todavía más complicada, ya que difícilmente podemos darnos cuenta si el "beneficiado", una vez que logró el objetivo del dinero, volverá por el simple gusto de buscar alguna otra obra que no esté dentro del paquete obligado de lectura. El término "beneficiados" debería dejar en claro que el gasto del erario público se ve representado en una cifra que indique un incremento en las consultas de libros una vez aplicados los programas de becas en la red de bibliotecas públicas municipales, dando seguimiento a los usuarios registrados verificando que ahora son lectores que han adquirido el gusto y por consiguiente un buen hábito. Las acciones paternalistas tienen siempre un efecto paradójico, un efecto contrario al efecto deseado, a los que el Prof. Víctor Hernández G. llama irónicamente "gorreando la cultura".

Considero ante esto, la responsabilidad de fomentar la lectura en la sociedad, no es exclusiva de un gobierno, ya que la educación comienza por la primera institución y célula de la sociedad: la familia. Los padres de familia se formaron en una cultura que desprecia los libros, incluso cuando lo ven conveniente, es necesario que los hijos acudan a una biblioteca porque sirve como guardería, lo cual tiene algo bueno. El problema es que los bibliotecarios deben cumplir una función especial para dar atención a niños que entran en contacto con los libros de manera accidentada (además de sus múltiples actividades para administrar y proteger su acervo bibliográfico). Acto seguido, los padres no dan seguimiento a lo que hayan aprovechado de ese lugar, pues no era su interés la lectura sino permanecer relativamente seguros mientras atienden asuntos de diversa índole, como el trabajo o el simple hecho de no tenerlos en casa.

Las estrategias de fomento a la lectura se deben complementar con acciones de reunir suficiente información para evaluar con precisión sus resultados. Ante esto, la autoridad y los encargados de promover los libros deben plantearse como categorizar a las personas que acuden a la biblioteca pública, el modo en que seleccionan sus lecturas, los géneros y autores preferidos, además de recolectar sus datos generales como edad, grado de estudios, escuela de la que provienen, rumbo de la ciudad y sexo. El rumbo de la ciudad es importante porque mediante sistemas de información geográfica, puede informar a la autoridad sobre los sitios de donde provienen y la necesidad de acercar estos espacios a la comunidad, en combinación con las cifras que arrojan el número de usuarios.

Por otro lado, toda una red de contactos con las escuelas para verificar que por lo menos una vez a la semana acuden a alguna biblioteca o bien, dedican un tiempo determinado para leer un libro diferente a aquellos que son de texto escolar. Los jóvenes, deben compartir y debatir sobre sus experiencias con los libros, mediante mesas de trabajo en donde se discuta de manera abierta dejando abierto los estilos de lenguaje, cuidando desde luego el respeto y la tolerancia a las diversas formas de opinión.

La idea tiene desde luego muchos factores en contra, sobre todo cuando los maestros deben cubrir un plan de trabajo donde se fijan prioridades diversas. La lectura está contemplada en las materias de estudio que se cubren en horarios muy fijos y una capacidad de carácter intelectual para convencer, primero al maestro y luego estos a los alumnos sobre la importancia de leer, logrando de algún modo el gusto por abrir un libro. Lo del debate entre los estudiantes sobre lo que se lee, se daría entonces por añadidura en sus encuentros de ociosidad y esparcimiento.

La Feria Nacional del Libro de León que organiza el Instituto Cultural de León, publicó en su sitio que en 2013 se alcanzó una cifra de 93 mil 477 visitantes (un 10% más que el año anterior) y un estimado en ventas de 5 millones 850 mil pesos. En una ciudad de 1 millón 436,480 habitantes, de los cuales consideramos que según el INEGI hay 1 millón 133,981 personas mayores de 5 años (Consúltese México en Cifras en www.inegi.org.mx) que pudieron haber visitado el evento, podríamos suponer que aproximadamente un 8.2% de la población está interesada adquirir algo para la lectura, aunque esta cifra puede considerar aquellos que la visitan por lo menos un par de veces, las visitas escolares guiadas y los visitantes que no son de la ciudad. Tremenda labor tendrán los responsables de estos eventos para atraer a más personas mediante una promoción exhaustiva en los medios de comunicación y a través de la red de contactos en las escuelas públicas y privadas.

El consumo de libros mantiene a la industria cultural de la literatura en un letargo económico (según la Encuesta Nacional de Lectura 2013, el 45.7% de los entrevistados su principal acceso a la lectura es con libros comprados, mientras que el acceso a libros de una biblioteca es del 10.2%). Existen esfuerzos especiales bajo iniciativa de personas con un gran deseo por poner los libros al alcance de la población, sobre todo a precios económicos y en plazas públicas por donde transita. El evento denominado “Libreros de ocasión” (http://issuu.com/prensaicl2010/docs/programa_libreros_de_ocasi__n ) promovido por Biblionia y el Instituto Cultural de León, coordinado con entusiasmo por  Miguel Ángel Ochoa R., se desarrolló en la Plaza Fundadores de León, Gto. y en sus carpas se podían apreciar letreros con precios de 5, 10 y 20 pesos. Libros de gran valor, de todo tipo y género destacaban por ser de medio uso y ediciones añejas, pero también otros títulos más actuales que variaban en precios más altos. Mucha gente hacía un alto en su marcha para poder analizar lo que a simple vista es una ganga, además algunas charlas de escritores y otros artistas se realizaban al mismo tiempo en medio de la algarabía que distingue una plaza pública.
Desafortunadamente para los objetivos perseguidos, varios de estos eventos apenas cubrían la mitad de los asientos destinados para los oyentes, y una plática interesante sobre la importancia del libro de ocasión con Ema Rangel quien está a cargo de la biblioteca pública municipal Ma. Esther Valtierra y el mismo Miguel Ángel Ochoa, donde hicieron excelentes recomendaciones de lectura, se pospuso 2 días y luego tuvo un retraso de casi dos horas desarrollándose en un horario nocturno donde apenas una decena de los escasos paseantes hacía un alto para tratar de comprender lo que ahí se exponía. Si estos eventos se desarrollan cada año, será más difícil colocar en la mente de los ciudadanos el interés por allegarse un libro, valorar el tiempo que se invierte en digerir la literatura y ayudar un poco a la economía de los que intentan vivir de la cultura de los libros.

Pero el problema principal, desde mi punto de vista, insisto, viene desde casa. Como revelaron las encuestas antes citadas, se cuenta con un acervo bibliográfico muy pobre en la mayoría de los hogares. De este modo, la escuela podrá ejercer algún tipo de instrumento para que los alumnos puedan leer, pero se pueden enfrentar a la autoridad principal de la familia que siguen mirando la lectura como intrascendente en la vida educativa de sus hijos.

Quizás quien esto lee, puede pensar que entonces el panorama es no sólo difícil, sino una aventura sin fin.

La literatura y la aportación de Hollywood

Un factor interesante que ha logrado colocar el interés por la lectura, ha sido el contacto de los jóvenes con el cine.

Una vez que se ha estrenado una cinta filmográfica, les parece interesante, a los jóvenes, el poder contar con la obra literaria que dio origen al guion cinematográfico. Por ahí tenemos por ejemplo las obras de Dan Brown El código DaVinci y Ángeles y Demonios, así como un conjunto de zagas como al afamado Harry Potter de  J.K. Rowling, Narnia de C.S. Lewis, El señor de los anillos de R.R. Tolkien, los Juegos del Hambre de Suzanne Collins, y un interminable etcétera que han logrado atraer a cientos de fans que una vez que disfrutaron del sétimo arte, ahora buscan colocar el libro en su biblioteca particular.

No olvidemos que primero fue la obra literaria y enseguida, dado el éxito obtenido, vino el interés económico por llevarlo a las salas de cine. Por otro lado, tal parece que existe una larga lista de producciones literarias que aún no han sido descubiertas por la industria del celuloide, tal como lo menciona  Jorge Ramírez Orsikowsky en su artículo Filones literarios que aún no explotó Hollywood (http://noticias.lainformacion.com/). Por otro lado, las cadenas televisoras como HBO apuestan también a llevar a transmisión las series de escritores de habla inglesa como Stephen King, Michael Chabon y Neil Gaiman, entre otros debido al éxito reciente de programas como The Wire o Mad Men, se lanzarán por ganadores del Pulitzer (Roberto Careaga C., Diario La Tercera, diario.latercera.com) . Si este empuje mantiene su auge, habrán de acercar cada vez más a millones de personas a un estilo de literatura fantástica, que si bien no es del agrado de muchos otros, algo habrán logrado en el propósito de favorecer el hábito de leer.

Como estrategia a manera de recomendación, es reunir un acervo importante de zagas fílmicas creadas a partir de obras literarias, de manera que se pueda reproducir al público la primera parte en pequeñas salas, y una vez que termine la función invitarlos a conocer del acervo, la obra impresa con que cuenta la biblioteca pública. Si llegan a interesarse, podrían preferir continuar con la lectura de la colección completa antes de elegir el filme. De cualquier manera, aunque esto no ocurra, el esfuerzo por imitar el éxito de Hollywood no está por demás. Aunque el cine de arte es lo menos solicitado y muchas obras clásicas de literatura también han sido llevadas al celuloide, estamos hablando de producciones con éxito comercial que se podrían negociar desde las esferas legales para permitir a las instituciones educativas contar con estas facilidades (lo veo complicado pero como idea puede ponerse a prueba: filme + libro).

Por otro lado, la incursión numerosa de venta ilegal de discos pirata por toda la ciudad, garantiza la presencia de estas producciones fílmicas en cada hogar que cuenta con reproductores de DVD y Blu-Ray (para colmo y tristeza de la industria cinematográfica). La facilidad de contar con las obras en estos formatos digitales audiovisuales, va en contra del gusto por adquirir los libros que obviamente tienen un costo mucho más alto.

Existen muchas más acciones un tanto aisladas para el fomento a la lectura, tanto en el sector público como en el privado, imposible numerar y describirlas todas. El hábito de la lectura se enfrenta al de digerir cómodamente en una sentada de dos horas un producto que coloca las intenciones del director en la mente del espectador, acompañado de una serie de efectos visuales y de sonido sin faltar los obligados alimentos chatarra, a pesar de un supuesto aumento de los impuestos.

lunes, 27 de enero de 2014

Festival Internacional Cervantino, Evento: “Compartir la Palabra”.
Octubre 22, 2013.



Mesa: “Perspectivas de la literatura en la contemporaneidad. (En Guanajuato)”
Por Carlos Hernández Guerrero*

Reflexión dedicado mis pequeños ahijados
Luisa Fernanda y Juan Pablo Guerrero Rodríguez.

Y en recuerdo de Laura Cynthia Gómez Hernández (QEPD).

Debo admitir que el título de esta sesión me causó escalofríos. Cuando escuché la palabra “contemporaneidad” me trajo la sensación de un complejo sistema de ecuaciones tratando de descifrar los componentes de mis “entresijos”, término popular que usan todavía algunas gentes, para describir en una palabra, las entrañas intestinales de nuestro cuerpo.

Pero una vez entrada la calma, el enjambre de preguntas se acopló a un análisis menos exigente, cuando el propósito era ubicarnos en el contexto inmediato de nuestra región y reflexionar sobre la literatura que se genera en nuestro tiempo. A mi mente vinieron algunos nombres de amigos y maestros en los laboratorios y talleres de escritura creativa. ‘Contemporáneo’ me dice que se habita y se transita al mismo tiempo con otros y con su “algo”, literariamente hablando: con lo que produce. Una convivencia de nuestros propios espacios. Así es, lo que uno hace y comparte, aunque haya que pagar unos pesos, si fuera el caso. Aunque a decir verdad, me siento afortunado, ya que algunas de sus obras, llegaron a mí porque tienen alma caritativa.

La variable tiempo, que es el factor que nos hace co - habitables, es la relación que existe fuera de todo contacto cercano, cara a cara, sin diálogo directo que nos produzca un intercambio de palabras comunes: “hola, ¿Cómo estás?”, “que gusto saludarte”, “hasta luego”, cuyo uso implica un “saber” uno del otro y de ser posible, guardar cierta estima. Gracias a sus obras y la tecnología de hoy, puedo hacer algunas referencias de arte creativo. La literatura que puede estar presente en espacios virtuales, por iniciativa de unos pocos y para gracia de otros muchos, que hacemos el acto de “feisbukear”, que se asemeja a términos aceptados popularmente como “chatear” o “tuitear”, nos obliga también a ubicarnos en el contexto de lo “contemporáneo”, aunque con un sentimiento de “legalidad” a las publicaciones de textos carentes de ortografía, que le dan sentido de libertad a los comentarios más estúpidos, y abre oportunidades de espacio a las declaraciones virtuosas, colocándolas en el mismo contexto de la comunicación y la opinión pública.

Para ejemplificar esa burbuja literaria en donde se nutren mis experiencias, comienzo por mencionar a Demetrio Vázquez o Dyma Esban, citando como ejemplo su Octavo nombral, uno de mis maestros en el Laboratorio de Escritura Creativa “Ariel Muniz” nacido en León, Guanajuato, es contemporáneo, y su obra raya en un equivalente del tránsito de la palabra: con - tem- po – ra - neidad que es casi un “devenir”, muy citado por él mismo en sus diálogos, en su discurso.

En el hombre, todo No ser y Ser
Poseen la voluntad
De su propia comprensión
Porque todo deslinde
Posee la fuerza de instaurarse
Como toda certidumbre
puede tener un abandono.
En su alma todo es comprensible
Pero nada es verdadero.

Benjamín Valdivia, con un gran sentido del arte literario combinado genialmente con la herencia del pasado, me evoca a una de sus últimas obras: “Horaciones” que, lejos de ser una plegaria, es un trabajo forjado en el consenso de los pensamientos de ese pensador latino: Horacio. Nos remonta a un cúmulo de efusiones donde el campo es la realidad, el mundo que llega a la conciencia por los sentidos:

“… Soy el que trajo una brizna del Sol,
La posibilidad ardiente en sonido mental
Y los efectos temporales de la luz sensible…”
credite posteri (Carmina II, 19)

El movimiento local del “mugrista”, es poco mencionado entre la sociedad, pero que para dos escritores que provienen de este mundo, equivale a lo cotidiano. La mugre es de hoy, ha sido lo de siempre. Granos, pedos, pelos, babas, “agujero de tu calzón”, “ano enajenado” son producto de exportación interestelar. José Zarzi no parte de lo simplista. “Sobaco” es un término afable cuando le envuelve un sentimiento anárquico, lo despreciable es citar frases de autores sin haber leído sus obras. Quizás el uso de estos términos, mantenga a nuestro buen amigo soñando con alguna beca para artistas despreciables, o quizás (y muy probablemente) los presupuestos no cubren las exigencias de un arte que escurre entre lenguajes delicadamente apestosos. Poema GIBA, José Zarzi (2012):

Rata
gato
estropajo
hasta lustrar la costra del amo

lentes
orzuelo
lazarillo
antecedentes de la sombra
boca sucia
verija sorda
risa tribal
comprobantes de domicilio

bachichas
agruras
gingivitis
delfos pisándote la jeta
drogas aguadas
drogas duras
drogas gaseosas
ectropionismo intestinal inerte

dios
gaseoso
duro
aguado
entropionazo a 120 lametones/ segundo contra el humus
rubicundo del éxito

en redondas mesas de patrocinio
la vida y la muerte apuestan
quien mascará tus huesos.

Así como he criticado y manifestado mi extraña simbiosis entre lo naco y virtuoso que convive, por ejemplo en las redes sociales, me tengo que enfrentar a los lenguajes técnicamente manufacturados, producto de toneladas de papel que son contenedores de conocimiento acumulado en siglos, y mágicamente digeridos por escritores agudos que también hoy logran sobrevivir entre nosotros. Gabriel Márquez de Anda, además de dejarnos tremendos espacios entre las impresiones de sus libros, nos remonta a ver a los poetas sobre una plancha de una morgue cultural. Sus análisis y conclusiones los plasma a su particular estilo sobre la última de sus publicaciones en la Revista Cultural Alternativas “…su oblicuidad es, per se, esencia relativa como el Universo o el individuo. Pero hay que aclarar que las palabras como paliativo de nuestra asnidad esencial, enarbolan un fuero. Su entraña oscura no admite autopsias, el tasajeo de aire del ontólogo abre surcos en un agujero indemne. Las certidumbres viscerales del que va haciendo versos a la buena de Dios favorecen verdes piensos, celestes larvas colman sufridos esqueletos de cargar a cuestas la eternidad.”*
(*)Tomado de la Revista Cultural Alternativas, núm, 40 Septiembre de 2013, Instituto Cultural de León.

La sociedad tiene la impresión, de que la labor del escritor se centra sólo en ese proceso creativo. Pero Paola Mares nos ha enseñado, como algunos otros, que la escritura tiene una responsabilidad con el uso de la palabra entre los lectores, para que éstos, asuman una posición menos estática (aunque no menos trascendente en la literatura, que es, o debe ser una correspondencia, con el lector como eslabón). Escribir puede ser más que una inquietud, cuando “algo”, que ha brillado en la imaginación, se puede transformar en escritura empleando las armas de la voluntad. Encaminarnos hacia el arte de escribir es una noble labor que Paola ha asumido a pesar de la escasa presencia de escritores, hay que aceptarlo. Su obra que imprime constantes pausas, como un intento para compensarnos por las tonalidades expuestas, nos exige guardar un equilibrio mental*. Entonces, el objeto lírico es evidente y sus grados de realidad quedan formalmente fragmentados en imágenes que son emociones expuestas en vitrales multicolores.
(*) No haré cita de su obra pues nos acompaña en esta charla y ella misma dará evidencia de sus trabajos.

Ema Rangel, quien usando un lenguaje sencillo y muy claro, ha logrado imprimir a sus trabajos aún no publicados (en libros), una imagen de “navegación” sobre un mar de términos, aunque comunes, muy directos que tocan el interior de lectores no tan exigentes con el lenguaje, evitando roces con la especulación de la metáfora. Al grado de haberla comparado con Julia de Burgos cito aquí un poco de su maravilloso talento en el poema “Nada”:

Mi deseo en cielo endrino
Aspirante trocado en luz
de nube albar
En lánguidos adornos
Rozando tu horizonte
Del zarco tulipán alimentado
Encarnan tus pensamientos

Índigos tus pasos
en rayos níveos
resuenan mis dianas en corazón altivo
alzan el polvo luminoso
y apasionado
en mis sueños de cobalto
con las sábanas
en blanco nimbo
sobre la inmensa oquedad
de tus pecados.
(¿Y luego por qué uno se enamora?, reflexión mía)

Hace algunos años, escuchando la transmisión de Radio Universidad, una serie de poemas colocados entre la programación llamaron mi atención, y el nombre de un autor acompañaba desde entonces mis intrigas: Juan Manuel Ramírez Palomares. Quedó así para mis referencias de poetas de Guanajuato, y entre otras cosas, de la crítica que pude investigar, es lo que hace atinadamente Lilia Solórzano en 2011, en la revista de El Colegio de San Luis, derivado de un conjunto de poemas publicados en Azafrán y cinabrio del 2010. El maestro Palomares es autor de varios libros, no trabaja solamente para la poesía, pues por referencias de amigos, he conocido obras como “Hábitos de Humano” y otros dirigidos también al círculo infantil.

“el horizonte es un reloj
que detiene una hora para cada tripulante” (Mezcal, 9)
“… en el fondo, lo que menos importa en el poemario es el tema o la originalidad de su enfoque. La escritura, los versos, la atmósfera que construyen y esa peculiar manera del autor de hacernos sentir su intimidad poética son lo agradecible de esta plaquette. Es decir, que no es el argumento poético lo más poderoso en la escritura, sino la poesía misma.”*
las horas son frutos caídos a destiempo” (Mezcal 10, Guanajuato, Azafrán y Cinabrio, 2010)*

(*) Tomado de la Revista de El Colegio de San Luis, Nueva época, Año I, número 2. Julio-Diciembre 2011.

Haber llegado de tan lejos, a una cultura quizás más compleja, Ariel Muniz me muestra que las fronteras y la distancia no son obstáculo para el arte creativo. Originario de Uruguay, pasó los últimos días de su vida en León, Guanajuato, su ciudad adoptiva. Tuve la oportunidad de tratarlo personal y directamente, conservando hasta hoy una relación de amistad con su familia. Habitando entonces nuestro espacio y en la “contemporaneidad”, donde nuestro lenguaje, lleno de modismos de barrio, ni siquiera fue amenaza para que arrastrara la garganta y modificar su estilo literario. A pesar de esta relación de cercanía, no conozco la totalidad de su obra, aunque sé que ya por la mañana y en este mismo recinto, hubo una mesa dedicada a su obra, sólo mencionaré algunas como “Una temporada en el Edén” y “La construcción y otros cuentos” (2006).

Quiero hacer referencia a un personaje que merece mis comentarios (vaya, ahora soy una especie de autoridad para “concederle ese honor”, me causo risa): Miguel Ángel Martínez. Compañero de nuestros laboratorios, su obra no editada y por supuesto no conocida “Retablos”*, es un paseo por túneles de baja intensidad luminosa, cuyas paredes están agazapadas de las figuras femeninas más exóticas, estirando sus “partes” pretendiendo hacer las veces de manos que se estorban entre ellas, gimen convirtiéndose en gárgolas que luego se arrastran mostrándonos amablemente la salida, quizás porque conecta sutilmente la conciencia del lector, dándole una alternativa honorable de continuar o comenzar la fuga. Parecería que esa expresión donde te remontabas a sus años de infancia, debajo de aquellos cúmulos de figuras religiosas, lejos de impregnarle sentimientos de bondad y temor a Dios, nos dejara la percepción de un final, donde los rostros con miradas en éxtasis, son el resultado de un encuentro colmado de bajas pasiones.

(*) No haré ninguna cita ya que no cuento con su autorización para exponerla (nunca se la pedí), así que nos perdemos de una gran oportunidad para conocer una genial propuesta.

En tan breve tiempo, será imposible sintetizar lo que representa mi experiencia literaria en la “contemporaneidad” (saldré de aquí todavía con la cosquilla de integrar diversos elementos de nuestra sociedad y su “cotidianeidad”), dejaré insatisfechos a los presentes sobre mis opiniones y escasas aportaciones para impregnar una propuesta específica que describa o nos ubique literariamente, siendo el menú tan grande y universal.

Nuestros tiempos se esculpen entre un mar de información, degenerada, malversada, perversamente maquillada por medios de comunicación. Pero dentro de esa burbuja cultural que aún rescata las bondades de nuestra sociedad, no dejaré de mencionar, entre otros, a escritores que hoy viven su obra en Guanajuato como Eduardo Padilla, Juan Carlos Porras, Roberto Hernández Dueñas, Jorge Olmos, Pedro Mena, Miguel Ángel Tolentino, Rosa Murillo, Miguel Porto Granados. Y ya que Puebla es el estado invitado, Alí Calderón y Fritz Glockner cuyo trabajo lo dirige a desenterrar parte de los pasajes más duros del México contemporáneo Cementerio de papel (Ediciones B, 2004), Veinte de cobre: memoria de la clandestinidad (Joaquín Mortiz, 1996), Memoria roja, historia de la guerrilla en México (1943 a 1968) y finalmente mis compañeros que aquí me acompañan como Abelardo Acevedo, Rodolfo Herrera y Manolo Corona, que también transitan en el marco de la creatividad artística, verdaderos atrevidos que quizás, en el contexto de nuestra sociedad contemporánea Guanajuatense, no esperen más, que ver su imaginación transformada en palabra escrita.

Carlos Hernández Guerrero
Facultad de Filosofía, Letras e Historia
Universidad de Guanajuato, FIC, 2013.

jueves, 23 de enero de 2014

Los valores y la añoranza

Reflexión de la temporada Navideña del año 2008.
Por Carlos Hernández Guerrero

Hoy en día vemos algo que las personas en edad madura o aquellas mayores de 39 años califican como “pérdida de valores”, lo que implica que antes existían o al menos eran mejores prácticas en el pasado.

Esto es relativamente cierto o impreciso, la historia demuestra también otro fenómeno que está a la vista de todos y se conoce como “cambio de valores”, que afecta tradiciones, costumbres y rompe paradigmas. A su vez, aparecen nuevas prácticas que en su difusión y repetición se estereotipan y se adquieren en múltiples sociedades.

Hubo generaciones que tuvieron cierto tipo de prácticas y creencias que duraron muchos años, algunas cientos o miles de años y por ello cuando dejan de practicarse con cierta regularidad, porque las nuevas generaciones adquieren otras o las modifican, se llega a sentimientos de añoranza.

Los cambios de las costumbres se deben a muchos fenómenos, y no siempre las nuevas formas o estilos de vida están acompañadas de buenos resultados degradando la dignidad del hombre. ¿Qué es una vida digna?, aquí es donde comienzan las discusiones y los más pragmáticos se inclinan por defender ciertos grados de libertad en defensa de sus preferencias culturales, políticas y religiosas, principalmente, tampoco abundaré sobre el tema en este ensayo.

Quiero citar para esto a Thomas Williams, en una publicación que divulgó MSN en 2007 respecto a los valores humanos:
“Los valores humanos son aquellos bienes universales que pertenecen a nuestra naturaleza como personas y que, en cierto sentido, nos humanizan, porque mejoran nuestra condición de personas y perfeccionan nuestra naturaleza humana.
La libertad nos capacita para ennoblecer nuestra existencia, pero también nos pone en peligro de empobrecerla. Las demás creaturas no acceden a esta disyuntiva. Un gato siempre se comportará como un felino y no será culpado o alabado por ello.
Nosotros, en cambio, si prestamos oídos a nuestros instintos e inclinaciones más bajas, podemos actuar como bestias, y de este modo, deshumanizarnos. Boecio, el filósofo y cortesano del siglo V, escribió:

"El hombre sobresale del resto de la creación en la medida en que él mismo reconoce su propia naturaleza, y cuando lo olvida, se hunde más abajo que las bestias. Para otros seres vivientes, ignorar lo que son es natural; para el hombre es un defecto.
Si no descubrimos lo que somos, tampoco descubriremos qué valores nos convienen. Cuanto mejor percibamos nuestra naturaleza, tanto más fácilmente percibiremos los valores que le pertenecen.

Entonces el debate no debería ser la pérdida de valores sino como estos se transforman o se adquieren otros en beneficio de una mejora de nuestra condición humana para el bien común. Ciertas tradiciones culturales y religiosas que en otros tiempos fueron la base de las principales culturas del mundo hoy se ven como valores que deben ser rescatadas, mientras que los grupos mas radicales apuestan por su desaparición. Estas preferencias por dejarlas en el pasado no precisamente se demuestran con negativas y desprecio por llevarlas a la práctica, simplemente las ignoran.

Pero también los grupos sociales que los consideran valores dignos de trascender hacen poco, y ese poco se hunde en acciones mediocres, cero efectividad. En ciertos pueblos y barrios se obliga a los niños y jóvenes a usar vestimentas y entonar canciones que no les encuentran un pelo de sentido y si mucho de ridículo, producto de un desconocimiento de tradiciones ancestrales de la sociedad a la que pertenece.

Esta forma de juzgar que tienen las nuevas generaciones, es el resultado de una cohabitación con un mundo invadido de mensajes sobre los nuevos estilos de vida, donde las personas que visten, usan y toman ciertos productos les permitirán alcanzar ciertos “niveles de éxito”. Los nuevos ídolos (principalmente músicos, deportistas, actores de cine y TV) que sirven como símbolos de los nuevos tiempos, forman ahora la nueva visión de millones de personas en el mundo.

Este fenómeno de “transculturación” es tan evidente que muchos grupos conservadores consideran que existe un atentado contra la identidad de los pueblos(1), aludiendo que los jóvenes rechazan mantener sus costumbres, creencias y tradiciones por culpa de la globalización avasallante.  En la difusión de mensajes sobre estilos de vida y nuevas formas de “vivir el mundo”, la tecnología juega un papel importante, aunque no precisamente determinante. Sartori por ejemplo, en su obra Homo Videns habla de la televisión como un medio que ha destacado por la forma como ha contribuido en las formas de percibir el mundo y modificar hábitos:

… Con la televisión, nos aventuramos en una novela radicalmente nueva. La televisión no es un anexo; es sobre todo una sustitución que modifica sustancialmente la relación entre el entender y el ver. Hasta hoy día, el mundo, los acontecimientos del mundo, se nos relataban (por escrito); actualmente se nos muestran, y el relato (su explicación) está prácticamente sólo en función de las imágenes que aparecen en la pantalla.
Si esto es verdad, podemos deducir que la televisión está produciendo una permutación, una metamorfosis que revierte la naturaleza misma del homo sapiens. La televisión no es sólo un instrumento de comunicación; es también, a la vez una paidea (2). En su ya clásico estudio, Werner Jaeger (1946) extiende el significado del término a toda la formación del hombre), un instrumento “antropogenético”, un médium que genera un nuevo anthropos, un nuevo tipo de ser humano.
Esta es la tesis, o si se prefiere la hipótesis… [sobre la que se centra la obra homo videns]. Una tesis que se fundamenta, como premisa, en el puro y simple hecho de que nuestros niños ven la televisión durante horas y horas antes de aprender a leer y escribir.
Continúa Sartori:
… Por encima de todo, la televisión es la primera escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela aburrida); y el niño es un animal simbólico que recibe su imprint, su impronta educacional, en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver. En esta paideía, la predisposición a la violencia, es, decía, sólo detalle del problema (según se dice, el hábito a exponerse durante mucho tiempo a la TV). El problema es, que el niño es una esponja que registra y absorbe indiscriminadamente todo lo que ve (ya que no posee aún capacidad de discriminación). Por el contrario, desde el otro punto de vista, el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee y, por tanto, la mayoría de las veces, es un ser “reblandecido por la televisión”, adicto de por vida a los videojuegos.
… Y con la imagen, que destrona a la palabra se asedia a una cultura juvenil que  describe Alberoni (1997): Los jóvenes caminan en el mundo adulto de la escuela, del Estado […] de la profesión como clandestinos. En la escuela, escuchan perezosamente lecciones […] se parapetan en su habitación con carteles de héroes, ven sus propios espectáculos, caminan por la calle inmersos en su música (3). [Encuentran al final del día el momento en que se apiñan unos con otros en convivencias llenas de múltiples ruidos y escapes de la complejidad de la vida real (4)]”

No es que Sartori “satanice” a la televisión (aunque así lo parece), lo que al menos entiendo, es que el problema radica principalmente en los contenidos de la gran mayoría de los programas. Poseen una gran cantidad de mensajes cuyo propósito está por encima de “el bien educar”: la promoción comercial, creando hábitos de consumo del televidente, comenzando por el de “consumir tiempo” frente a esta.

Respecto a la internet, hay mucho que decir, “la televisión nos permite verlo todo sin tener que movernos: lo visible nos llega a la casa, prácticamente gratis, desde cualquier lugar. Sin embrago no es suficiente. En pocas décadas el progreso tecnológico nos ha sumergido en la edad cibernética, desbancando – según dicen a la televisión. En efecto, hemos pasado, o estamos pasando a una edad multimedia en la cual, como su nombre lo indica, los medios de comunicación son numerosos y la televisión ha dejado de ser la reina de la “multimedialidad”. El nuevo soberano es ahora el ordenador, [la computadora], y con él la digitalización de todos los medios) no sólo unifica la palabra, el sonido y las imágenes, sino además introduce en los “visible” realidades simuladas, realidades virtuales. La llamada realidad virtual es una irrealidad que se ha creado con la imagen y que es realidad sólo en la pantalla. Lo virtual, las simulaciones amplían desmesuradamente las posibilidades de lo real; pero no son realidades”.

Desde hace 10 años, las estadísticas mundiales revelan que los niños entre 3 y 7 años de los países industrializados se la pasan casi 3 horas diarias frente al televisor, un 19 por cierto llega hasta a 5 horas cotidianamente. En Estados Unidos ocurre con los muchachos de entre 6 y 12 años, y en México, siendo una sociedad donde existen grandes carencias para una alimentación sana, se cree que este porcentaje es mucho mayor. El resultado es una población estudiantil con bajos rendimientos en su desempeño escolar, pero con grandes habilidades en videojuegos y en manejo de dispositivos móviles como celulares y dispositivos de reproducción de música portátil.

Y sin embargo, es increíble encontrar jóvenes que han logrado combinar habilidades para destacar en sus estudios, aprovechando los medios tecnológicos existentes y sus responsabilidades escolares. La tecnología tiene por sí misma un fin, y consiste en hacer más cómoda la vida, hacernos más accesibles los medios de subsistencia. En esa comodidad radica una parte de la función de la televisión, y la educación, cuando se adquiere por métodos televisivos, se convierte en la herramienta intelectual del hombre para esa subsistencia.
De aquí podemos mencionar que las nuevas generaciones han entrado en un estado de “velocidad” en la formas de adquirir experiencias. La televisión – espectáculo muestra diferentes grados de vivir (satisfactores), pero la internet ha superado en gran medida esa percepción al hacer al individuo un elemento
“participativo” a diferencia de la televisión donde es un receptor pasivo.

Anteriormente mencionaba que el entendimiento de la palabra “libertad” está pues en función de los intereses de cada individuo o de grupos, y en el caso de un cibernauta o adicto a la Internet, la entienden como cantidad y velocidad: una cantidad creciente de almacenamiento de datos y velocidad de elaboración y transmisión cada vez mayor. Pero cantidad y velocidad no tienen nada que ver con libertad y elección. Al contrario, un elección infinita e ilimitada es una fatiga infinita y desproporcionada, lo que la hace colosal y peligrosa. La capacidad de observar y elegir entre miles y millones de mensajes, la capacidad de abstracción
para adquirir nuevos conocimientos a partir de tantos elementos presentes en una pantalla es un privilegio de pocos, y sin embargo, no todo se asimila y tampoco nadie está satisfecho.

Las facilidades que ofrecen los mecanismos de consulta, como medios interactivos para obtener información de Internet, han traído por consecuencia un mal entendimiento de la “utilidad” que tiene o puede tener ese gran almacén de datos. Las consecuencias son una gran cantidad de individuos que califico como generación del “copy – paste” (copiar y pegar), porque se puede buscar arbitrariamente cualquier palabra y aparecerán como resultado una infinidad de citas que el usuario debe aprender primero a analizar y elegir apropiadamente. Al contrario de esto, muchos estudiantes seleccionan lo que aparece en primera instancia colocándolo en un documento para después obtener una copia impresaque presentarán como resultado de su “investigación”. 

La tecnología está ahí como producto de la capacidad del hombre para transformar el medio en su propio beneficio, pero muchas de sus acciones no permiten caminar en el mismo sentido. Estas acciones son simplemente imbéciles, porque precisamente no es capaz de discernir sobre lo que es realmente útil.

¿Qué está ocurriendo con nuestra capacidad de asombro?, ¿es posible que ésta se esté perdiendo?, no es del todo correcto hablar de algo que desaparece de nuestra condición humana, lo que realmente ocurre es que con el paso del tiempo, las nuevas generaciones apenas se sorprenden a edades muy tempranas, algo que antes era común a lo largo de toda la vida. Los niños ya dominan el control remoto desde los 3 años y ya tuvieron contacto con imágenes que todavía no comprenden, pero que por su naturaleza indagan motivados por su inquietud. Conforme se van desarrollando, han visto mucho o demasiado, ahora falta experimentarlo.

En un ensayo anterior (5), cité el caso de las actitudes de las nuevas generaciones en la hiperestimulación:



Después de esto, hablarles de cuentos de hadas e historias que, para un adulto de hoy, ayer fueron parte de sus fantasías, son desechadas por los niños cuyas mentes están invadidas por imágenes que requieren ser comprobadas y puestas a prueba. Al menos, deben ser superadas por otras nuevas; esto se ve muy fácil en la evolución de los videojuegos, acompañados por los grandes promocionales que se perciben en anuncios comerciales y por el contacto con otros niños en el vecindario o en las escuelas.

Los valores religiosos son también los que están en peligro de transformarse y desaparecer. Hay una diferencia entre los valores humanos en general y nuestros propios valores personales. El concepto de valores humanos abarca todas aquellas cosas que son buenas para nosotros como seres humanos y que nos
mejoran como tales. Los valores personales son aquellos que hemos asimilado en nuestra vida y que nos motivan en nuestras decisiones cotidianas.

Podríamos comparar la diferencia entre los valores humanos en general y los valores personales con la diferencia que hay entre ciertas comidas y su respectivo valor nutricional para el cuerpo humano. La nutrición es para el cuerpo lo que los valores son para la persona humana. El hombre en su naturaleza es un ser religioso, y esa religiosidad aumenta o disminuye según las circunstancias a lo largo de la vida. Thomas Williams coloca los valores religiosos por encima de otros como los valores biológicos, humanos, morales o éticos. Nos dice Williams:

“…Hay todavía un cuarto nivel de valores, el más elevado, que corona y completa los valores del tercer nivel, y que nos permite incluso ir más allá de nuestra naturaleza. Son los valores religiosos. Éstos tienen que ver con nuestra relación personal con Dios.
El mundo de hoy pasa por alto un hecho muy sencillo: la persona humana es religiosa. Aunque seguramente será difícil encontrar esta afirmación en un texto de sociología, no ha habido en la historia una sola sociedad que no haya sido religiosa. Preguntar por la existencia de Dios es algo que está íntimamente unido al por qué de la existencia humana. Buscamos de forma natural la trascendencia, porque es lo que da sentido y significado a nuestra vida sobre la tierra. Si el hombre cultiva los valores religiosos con tanta tenacidad, es porque ellos corresponden a la verdad más profunda de su ser.”

Muchas de las actitudes de las personas que se llaman religiosas tildan en la hipocresía. Las iglesias se saturan de personas cada Domingo, pero es risible ver como una gran cantidad se queda a fuera sin tener una participación real de la liturgia. Si tuviera sentido real asistir al acto religioso y no alcanzan una posición adecuada para el evento, lo correcto sería procurar regresar con mejor tiempo en la siguiente sesión y obviamente no es así, porque el hecho de estar ahí físicamente satisface su “necesidad de cumplir” no de entrar en comunión con Dios.

He escuchado de conocidos y familiares frases como estas: “voy a misa porque tengo que llevar a mi novia” o “me invitaron a una misa de 15 años, llevaré un jueguito para entretenerme”. He percibido también como personas con tal de “matrimoniarse” llevan a cabo el enlace religioso sólo para cumplir un requisito de carácter social o para cumplirle a la esposa o la novia que es muy devota, pero están más preocupados por el “glamour” de la fiesta, las jornadas de juego con los amigos y el derroche de lo que debía ser para satisfacer necesidades de la casa. El grado de religiosidad, es decir, la forma como llevan a la práctica sus fe es simplemente nulo.

También están las acciones de quienes se dicen “muy creyentes”, poniendo en evidencia sus fachas de incondicionales del cura, exhiben un sin número de plegarias fuera de tono y para desgracia de nuestros oídos, maldiciendo a quienes “no practican la fe” como ellos. Estas actitudes favorecen la incredulidad de la
mayoría de los que necesitan verdaderos portadores de esperanza y entrega con honradez y ejemplo en la familia y en el trabajo.

¿Y qué hay de las festividades navideñas?. Hace algunas décadas, por mis rumbos de infancia, era común escuchar cánticos religiosos en cada calle, señal para aprovechar con mis hermanos para visitar cuantas posadas fuera posible. Eso también habla de una afición por las fiestas y los dulces, no precisamente por tener un alto grado de religiosidad (¡ooooraaaa pro nooobisss!, ¡entre tantos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón!...) .

Aún así, recuerdo que la Navidad la esperaba con una alegría indescriptible, los rezos y los cantos populares estaban muy arraigados en mi memoria. Conocía perfectamente cómo debía ser la procesión de los santos y las frases que debía repetir aunque desconociera sus significados. Y sin embargo algo me decía que, fuera de todo proceso racional, encontraba tantos elementos de calidez y alegría que me invitaban a participar con entusiasmo. ¿Será que en casa no había una computadora ni Internet ni videojuegos?, ya teníamos televisión, pero quizás la variedad de programas de aquél entonces carecían de los elementos de impacto que tienen hoy en día.

Las posadas que conocí en esos tiempos han desaparecido, porque sus organizadores dejaron de ser personas que ponían su propio esfuerzo y recursos para llevar la fiesta a sus vecinos. El motivo más simple se traduce en la capacidad económica, pero también en su grado de religiosidad. Si la fe y las costumbres se mantuvieran con el arraigo de antes, una buena organización sería suficiente para mitigar los altos costos, los niños dejarían a un lado sus “Xbox 360” y pedirían a sus padres permiso para acudir temprano a cantar, a ir por sus “aguinaldos” y la oportunidad de romper las piñatas a palos.

No hay duda, las tradiciones de nuestros padres y abuelos, quienes nacieron antes de la década de lo 70’s del siglo pasado, están en decadencia. Casi aplica el término con el que comencé este ensayo: “pérdida de valores”. Los nuevos valores se fincan en actitudes derivados de las actuales realidades de la sociedad: crecimiento urbano desmesurado, desintegración familiar, actitudes impulsivas por imitar estilos de vida que resultan muy costosos, baja calidad de educación, abundancia de corrupción, falta de autoridad, etc.

Pero también están los medios tecnológicos que vienen a proveer de los satisfactores que no dan los tradicionales, como la moda artística musical y plástico, la aparición de formas de entretenimiento que traen velocidad a nuestros ritmos de vida: el cine, la televisión, las computadoras ultra – portátiles, comunicación y localización móvil y la Internet.

La pérdida de una identidad no se limita a los individuos sino a sociedades enteras, y muchas veces vienen como producto de un proceso complejo entre lo que se percibe y aprende en la interacción constante que vivimos, sometemos a juicio ya adquirimos lo que cada quien y cada grupo decide, para bien o para mal.
Citando a Sen anoto lo siguiente:


Hoy en día, el nuevo analfabeto no es precisamente quien no sabe leer ni escribir, sino aquél que no está preparado para enfrentar el mundo con conocimientos básicos relacionados con los computadores. Siendo esto una necesidad, es fácil pensar que muchas personas encuentran poco atractivo dedicar unos minutos a la oración y si muchas horas a mantenerse frente a sus pantallas, ya sea aprendiendo algo o perdiendo el tiempo intercambiando chismes y degradando la calidad comunicativa.



Citas pie de pagina.
1) (El pensador de origen hindú, Amartya Sen publicó en 2000 la relación entre la identidad y razón, donde para todo individuo, es la primera es decir, la razón como precedente a la adquisición de la identidad individual y colectiva y como esta se puede alterar debido a múltiples situaciones.).
2) de origen griego denomina al proceso de formación del adolescente (país, paidós)
3) El nexo entre cultura juvenil y música rock lo ha explicado con gran agudeza Allan Bloom (1987, pp. 68-81), que observa que “con el rock, el hecho de estar reunidos consiste en la ilusión detener sensaciones comunes, el contacto físico y las fórmulas emitidas a las que se les supone un significado que supera la palabra” 
4) El contenido entre llaves es agregado por mi mismo.
5) Carlos Hernández Gro., Ecosistema Educativo, mayo 2006.
6) Sen, Amartya, 2000. Razón e identidad. Letras Libres.