(a la memoria de Jorge Luis Guerra González, arquitecto restaurador de la memoria)
Por Carlos Hdez. Guerrero
Mayo de 2023
Antes de comenzar, aquí debo pedir disculpas a todo el que tenga la osadía de leer esto, que no es poema, novela, ni cuento, ni otra cosa que pueda definir la literatura ni los doctos en letras. Mi alma tiene ahora una pesadumbre para poder expresar en palabras tanto peso que traigo en el lomo.
Pero la disculpa va dirigida principalmente a tanta gente, amigos, hermanos, mi esposa amada, familia, compañeros que merecen toda mi gratitud y cantidades de renglones en mis escasos pero sentidos textos. Hoy sólo va en memoria de Jorge Luis, Yorch. Entrañable amigo que alcanza las enramadas líneas del corazón para colocarlo en donde reservamos por defecto a quienes comparten los lazos del cariño y el amor: le llamamos familia.
Debo reconocer, además, que luego de haber vivido el momento complicado de su partida, mi cabeza navegó en mares de memoria acumulada, conectándome en recuerdos que parecían perdidos, rescatándolos y detonando nuevamente explosivos de sentimientos.
La vida como en la arquitectura se construye y se remodela. (pues ¿qué escribes Chars?)
Yorch como suele suceder entra en mi vida como llegamos muchos a cruzarnos por “lazos del destino”, palabras que él mismo les daría el calificativo de cursis. Pero así es. La preparatoria marcó para siempre una de las mejores épocas de nuestras vidas, la juventud mezclada con la rutina escolar y las inquietudes propias de la edad. Un aprendizaje que ocurre en todas y todos de manera diferente pero que contiene puntos de encuentro, a veces los amigos, a veces la música, a veces los deportes, a veces la misma ruta de transporte, a veces nuestras dudas, pero a veces también los libros y los temas más controversiales y añejos de la sociedad.
Si están pensando que aquí voy a plasmar la historia completa de mi amistad con Yorch, pues lamento decepcionarlos, jamás terminaré algo tan extenso y cargado de anécdotas, si bien, citaré sólo algunas en donde pudimos llevar a cabo acciones que llamaremos rescatables para el conocimiento del círculo de algunos amigos y amistades, y por otro lado, sabiendo que siempre tuvo una manera tan sutil de colocarme indicaciones precisas para saber qué compartir y que debía permanecer en nuestro propio morral de semillas también detonadoras de hierbas enredadoras de neuronas.
Como dije antes, un punto de encuentro se dio por habernos sentado juntos a discutir sobre nuestro supuesto “saber”. Y lo decíamos, “sabemos nada, y es quizás lo que mejor sabemos”, sin ser filósofos, pueriles que acaban de dejar la pubertad un par de años antes, empezamos por prestarnos libros. Algunos libros regresaron, otros se quedaron en nuestros estantes, y muy probablemente los perdimos, ese es el más triste de los pecados que pueden cometer un par de cuates lectores que merecen todo el protocolo del arrepentimiento y el perdón del hijo pródigo.
¿A cuál especialidad te vas a ir?, le pregunté cuando estábamos por terminar el cuarto semestre de la prepa. Pues no sé. Mira, vente con nosotros a arquitectura, le dije, tú ya me habías dicho que esto del dibujo y los planos “te cuadraba”. Es irónico, ingresamos juntos al último par de semestres a la especialidad que está entre el arte, las físico-matemáticas y la cuchara de albañil, para que finalmente, Yorch luego de varios años, culminara junto a su maravillosa esposa Mayela, una maestría en Restauración de Monumentos Históricos de la Universidad de Guanajuato, mientras que yo terminaba descuartizando códigos de algoritmos computacionales en el Tecnológico de Leon.
Memorable su trabajo para documentar lo que alguna vez fue el edificio de la Cruz Roja sobre la Calle Madero, conocida también como Círculo Leonés Mutualista. Yorch me llevó por su interior cuando aún mantenía vestigios de su esplendor en mediados del siglo XX. Una sala en la parte superior que aún mantenía un piano de media cola, donde tuve el privilegio de tocar algunas notas, así como visitar el fondo donde aún se apreciaban baños para los socios que gozaban de ese privilegio no tan comunitario.
¡Luuuuz… roja es la luz, luz de neeooon!
A pesar de dejar de vernos muchos años, volvíamos para luego compartir, además de libros, un poco del gusto por la música. Así, a pesar de nuestro demandado tiempo para atender trabajo y familia, las desveladas para practicar algunas canciones entre guitarras, teclado, bajo y batería, tuvimos un par de presentaciones para diversas reuniones familiares y de amigos.
El sitio seleccionado, a un lado de la casa de sus padres en la colonia las Trojes, era un enlace que si bien, no nos iba a hacer famosos, si nos conectaron en nuevas sensaciones a través de las notas, los cantos y las bromas. Luego de un rato de desafinadas interpretaciones, un supuesto cansancio era el pretexto perfecto para irnos a algún antro a brindar con un par de cervezas. (Chars, ¿vas a contar esto?, bueno, tú decides). Dame chanza Yorch.
No habíamos perdido el sentido del humor de aquellos años 80’s, ya que participando en un concurso aún no teníamos nombre del grupo y por una ocurrencia mía, durante un evento, dudaron en dejarnos tocar, pero estaba escrito (como diría José Alfredo) que estábamos ya “descontinuados” del ambiente artístico.
El motivo fue que, en aquél entonces ya casi pasado de moda, deambulaba a nivel nacional “Las víctimas del Dr. Cerebro”, y me pareció gracioso nombrarnos “Las víctimas del Dr. Zedillo”. “señores en cuanto terminen de tocar no esperen ser nominados a otro evento”, decidieron llamarnos al escenario como “Jorge Guerra y su grupo”. Finalmente, nos dieron a cada uno un reconocimiento por nuestra participación, y una patada en el trasero.
Lo interesante es que aquél fue un concurso que convocó el Instituto Cultural de León llamado Voz Joven donde ganó nuestro buen amigo José Luis Martínez, compañero de prepa y también en la carrera de arquitectura de Yorch, Mayela y Rigo a quien llamamos “primo”, no sé por qué, pero es el primo.
Libros, lecturas y ¿por qué no?, vamos a escribir.
En nuestros breves encuentros para hablar sobre autores y sus obras, resaltaban nombres como Carlos Castañeda, Carlo Coccioli, Salman Roshdie, Alejandro Aura, JuanJosé Arreola, Elena Poniatovska, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Monterroso, Asimov, Carl Sagan Traven, Carlos Monsiváis (¡Dios, como abundan los Carlos!), y muchos más.
Labor enriquecedora es leer, convenidos de ello, las obras y sus autores nos permitían todavía hacer más entretenida nuestra conversación. “Mira aquí tengo este otro… ah mira, también lo leí con fulano… ah como decía mengano en …”,
Leer con el tiempo, nos fue encaminado a probar con la escritura. Fue eso, un experimento que pocos saben. Yorch tenía muchas cualidades, pero también, al igual que él, fuimos atrevidos en mucho y discretos en otro poco más, por decirlo de alguna manera.
Luego de intercambiar algunos textos, he aquí algo de lo que en su momento fue una serie de epístolas ya electrónicas que contenían, además, ilustrado con imágenes que seguramente obtenía de alguna fuente de carácter histórico, también de fotografías que Yorch mismo tomaba en momentos de cotidianeidad (lamento mucho no poder encontrarlas ahora). Lo que yo produje en esos tiempos estaría de sobra aquí, por eso, solo comparto algo de lo que producía su infinito ámbito imaginario:
A propósito
del diablo
Jorge Luis Guerra, León. Enero de 1906
Acabé mis días un insípido e intrascendente domingo por
la tarde.
Tuve una buena vida, más que buena. Sobre mí pesa,
inevitable, la comisión de algunos actos que ahora no es preciso mencionar.
Nada llega porque si.
Así que realmente no fue una sorpresa cuando Él se
presentó. Lo que no esperaba era verlo como lo veo. Está frente a mi un ser
sumamente pulcro, agradable a primera vista y después de un escrutinio
minucioso me resulta hasta encantador.
Me espera con una amplísima sonrisa y los brazos
extendidos.
-Bienvenido.
-Que tal -respondo como un autómata, abrumado-
-No esperaba un recibimiento así.
-Así cómo...
-Tan cálido...-
Lo digo sin darme cuenta de lo estúpido de mis palabras,
Él sonrió cortés dejando pasar de largo mi torpeza.
-No se engañe mi amigo, para usted no hay otro destino
que el de una eternidad de sufrimientos
-Lo entiendo pero, es que usted tampoco es como lo
imaginé.
-Créame cuando le digo que mi trabajo por su naturaleza
es ya de por si complicado y si además me presento como usted y todo mundo
espera, llevármelos sería un infierno…para mí
Noté el guiño descarado a mi torpeza inicial y con una
mueca agria pretendí sonreír.
-Además con una eternidad ejerciendo, la
profesionalización es una consecuencia y me ha vuelto porque no decirlo,
refinado.
Un pesado silencio parecía comprimir mi cabeza y al mismo
tiempo que sus palabras iban perdiendo significado el espacio se alejaba de mí.
Mientras lo seguía observando me ofreció su brazo en
alcayata y en compañía de una procesión que no había notado nos fuimos
perdiendo en la nada.
Diez cincuenta
Agustín y Mendoza
interrumpen su debate sobre las ventajas y beneficios del bipartidismo
norteamericano, los planes quinquenales y otros modelos que la guerra fría nos
demanda adoptar, son tiempos maniqueos y eres rojo o azul, negro o blanco,
estás conmigo o contra mi; para la mayoría el norte impone la pauta en todos
los ámbitos (...los individuales, sociales, políticos, económicos, artísticos...)
-lo dejamos para
luego ya llego Chabelitahay
que correr porque
detrás de ella no entra nadie.
Mientras pasa lista
doy un repaso a la lección ...las hermanos karamazov...los
escritores rusos...
-a ver joven, si
usted compañero díganos un costumbrista mexicano...no sabe
un punto menos
-y usted
joven...¿tampoco?...un punto menos
No compañeros
necesitan estudiar...leer...para ampliar sus horizontes la lectura es
indispensable
-a ver güero…si usted
compañero, díganos le gusta leer
-…si maestra (pero
no estudiar)…
Afortunadamente en
un instintivo arrebato de lucidez, harto de la cultura de la buena onda y la
propaganda proyanqui había decidido largar el Selecciones lo que
consecuentemente me empujo a la Librería de Cristal y ahí me tope con los
libros de arte.
-Ah siiiii,
entonces díganos que libro ha leído últimamente
Siento que todo el
grupo gira hacia mi espectante del lance que sostengo pendientes desde luego
del momento en que el acto rompa en el algo que estimule su hilaridad contesto
-la biografía de
Frida Kahlosiento
que me hago
chiquito y la voz me sale solo desde el cogote para arriba
-aaaaah si, y
díganos ¿de qué autor es esa biografía?
…paso aceite…
-Hayden
Herrera...maestra-
Nadie se ríe aún y
presiento que llevo mi faena a extremos peligrosos
-Aaaaaaaaaaaah si
¿y quien fue Frida Kahlo?. Si nos puede ilustrar joven me invade una ráfaga de
valor por que sé voy saliendo del acto
-Pues a saber (así
es la costumbre contestar) que Frida Kahlo fue la esposa de Diego Rivera, pero
el libro más bien se enfoca a los méritos de Frida como artista maestra
(aplausos por favor, imagino caravanas al estilo de “Beto el Boticario” a mis
compañeros a los que veo con la mandíbula en el suelo)
La maestra guarda
silencio una infinitésima fracción de segundo y se rehace
-Muy bien
compañero, pero ahora díganos un autor costumbrista mexicano Ahora si siento
que me elevo hasta las lámparas y desde lo alto de una columna jónica, con
corona de laureles, toga y antorcha iluminadora le respondo, o más bien le
retobo: Manuel Payno, ahora si mi voz es la del trueno vengador…
pos si mientras
contestaba todo lo demás no abandoné el libro y ahí estaba resaltando como para
que yo lo viera.
-Pssssss si es
compañero pero no es el que estoy pensando
Hermosa ilustración elaborada por Yorch de algunos que formamos parte del glorioso equipo de futbol PlayBoy,
campeón de la prepa en 1988. Tomada del libro, 20 años si son algo (2009)
Las despedidas son más comunes y en mayor proporción que los reencuentros, no es medida física, sino un indicador de potencia, aunque en ciencia esto suene absurdo. Es el poder que tiene el lenguaje, es el poder del sentimiento que arrastra hacia la imaginación.
Hablamos en el mismo sentido de la pérdida, ¿pero qué perdemos Yorch?, sí, ya sé, aquí no me estás leyendo… disculpen los que si lo hacen al poner sus ojos sobre estas líneas. Pero permítanme ponerlo, a Yorch, desde mi más puro desvarío, en las entrañas y engranajes de la palabra en un diálogo que recrea su presencia. Desde el recuerdo nos hacemos propios de este mundo. Si, si… Yorch, esas cosas las pensamos y nunca terminamos el día con una conclusión satisfactoria. Dejamos ciertos “asuntos” a la fe, y otros al “nos vemos mañana”.
Como dije al principio, muchas anécdotas quedarán sin ser registradas, a pesar de estar invadiendo mi memoria, que triste. Eso nos pasa a todos, nos perdemos con el tiempo, sin embargo, cultivamos tantos sentimientos que hay quienes consiguen construir tremendos monumentos en nuestras almas, difícilmente se podrán olvidar en plazos cortos.
Entablo un diálogo permanente, no puedo dejar de dirigir mis palabras como si consiguiera verte, Yorch. Ese acto trillado de cerrar los ojos e imaginar que estamos frente a frente no es necesario,
te invoco y exijo
emerjas entre los muros
como un gato debajo del escritorio,
detrás de la puerta.
Te pido
Que tomes asiento y probemos
De nuevo
un cigarrillo
una cerveza, un libro.
Escribes
Entre los renglones vacíos de una revista
Entre líneas de los planos
y ambientes de arte urbano.
Ejecutas
Fiel a tu gusto
ochenteras notas
En guitarra verde
Y luego,
Como Lázaro
surge el milagro…
entre la vida
tu esposa, tus hijos.
Estás de nuevo
De algún modo
Caminando
Comiendo fresas, respirando
Ocupando la calle
Mirando el cielo.
Tomando el balón
Marcando una dimensión
De un campo de futbol…
(no marches Chars te pasas)
Todo se renueva
Todo es algo, y de poco
Se hace un todo.
(No marches Chars, no salgas con eso
Te digo Chars, hay que salir un poco)
Por tu obra y sello en el mundo infinito, dedico este pensamiento a tu memoria y al amor entrañable de tu familia.
Hasta siempre Yorch.
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