Reflexiones desde el intestino poético que todos llevamos dentro.
Por Carlos Hdez. Guerrero
Ante esta ola de violencia contra la mujer, ante el infame aparato inútil de nuestros gobernantes para garanticen justicia y seguridad para ellas, ante una ausencia de hombres que sean verdaderos hombres, de instituciones inútiles, surge un grito indispensable para hacer notar la importancia, que ya la tienen desde el principio de todo, pero que ha sido dejado a un nivel despreciable.
Es su ausencia, de la mujer, lo que imprime un sello que debería retumbar en su centro la Tierra, para proteger y garantizar sus derechos, alcanzar la igualdad entre todos, y me refiero a la humanidad y su espíritu que finalmente es sólo uno. Imposible será este día 9 de Marzo que desaparezcan de la actividad humana, por muchos motivos, pero que este sea sólo una prueba, un adelanto de lo que en el futuro podría ser un grito más eficaz y contundente, el presagio de un verdadero desastre.
Por Carlos Hdez. Guerrero
Ante esta ola de violencia contra la mujer, ante el infame aparato inútil de nuestros gobernantes para garanticen justicia y seguridad para ellas, ante una ausencia de hombres que sean verdaderos hombres, de instituciones inútiles, surge un grito indispensable para hacer notar la importancia, que ya la tienen desde el principio de todo, pero que ha sido dejado a un nivel despreciable.
Es su ausencia, de la mujer, lo que imprime un sello que debería retumbar en su centro la Tierra, para proteger y garantizar sus derechos, alcanzar la igualdad entre todos, y me refiero a la humanidad y su espíritu que finalmente es sólo uno. Imposible será este día 9 de Marzo que desaparezcan de la actividad humana, por muchos motivos, pero que este sea sólo una prueba, un adelanto de lo que en el futuro podría ser un grito más eficaz y contundente, el presagio de un verdadero desastre.
La ausencia destaca en el arte, y
varios poetas nos dedican palabras que bien podrían encajar en el ambiente
social que hoy es causa de debate y de mantener los ojos puestos donde es
indispensable mantener nuestra atención y nuestra conciencia colectiva
despierta.
En mi ya clásico estilo de
meditar y analizar los contenidos del arte poético, como buen aficionado de la
lectura, me permito citar algo de autores y autoras que tratan el tema de la
ausencia y esta fragilidad humana de nuestro abismo e infinito poder espiritual
de sabernos a nosotros mismos, hombres y mujeres, uno mismo, infranqueable
nuestra necesidad natural, que no estar implica necesariamente el olvido.
Ausencia
Jorge Luis Borges
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana
habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado
vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu
imagen,
músicas en que siempre me
aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi
alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la
cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Y en honor de la tan inspirada necesidad de contar con la
presencia del ser amado, transcribo de la obra de Juan Boscán (España del siglo
XVI), un soneto llamado «Quién dice que la ausencia causa olvido», (Cinco
poemas inéditos y un ensayo de aproximación critica, obra y análisis de Pedro López Lara).
¿Acaso la ausencia debe llevarnos a la pérdida del otro?, ¿qué
no debería de ser su ausencia un motivo para impulsar la necesidad de mantener
una compañía permanente y de respeto y gustos compartidos?, pero si la otra persona ya ha
partido de este mundo, ¿es la poesía un mecanismo de acercamiento por la
memoria y los sentimientos para lograr ese contacto indispensable?
SONETOS
Soneto en respuesta del ausente
¿Quién duda que en el fuego de Cupido
esté, el que está ausente, más penado,
por estar de su bien tan apartado
quanto está de congojas aflixido?
Mas ¿qué digo? ¿Y no miro que el olvido
la causa de alegrase en summo grado?
Aquel que es también confirmado
no tiene, pues no fue faborescido.
Y si con la materia más se endende
el fuego que aún no está bien inflamado.
la flecha de amor tan sin clemencia,
mirará bien por si el que se defiende.
y si no quiere ser enamorado,
aguallo ha, con el agua del ausentia.
II
Otro
Quien niega que la
ausencia causa olvido
presume de muy fiel
enamorado.
Al fin un corazón que
está apartado
olvida y no es de
nuevo combatido.
Emplea en otras cosas
el sentido,
aloja la memoria su
cuidado;
si mucho de quien ama
está apartado,
apágase el querer muy
encendido.
Bárranse las heridas
comenzadas.
quando cesa el mirar
que las causo.
con otras de presente
señaladas.
El tiempo sana regias
cuchilladas.
y si se ausenta aquel
que acuchillé,
también las echicerías
son curadas.
III
Otro de un ausente
¿Viose cosa mas braba
que el olvido
apague un corazón
enamorado?
¿Quién duda que,
aunque esté más apartado,
esté en cuerpo y alma
combatido?
No puedo yo creer que
el que ha sentido
de verdadero amor
algún cuidado
no esté con verse
ausente más penado.
y no crezca el querer
mas encendido
Si las llamas aún no
muy encendidas,
llegándolas materia
más se encienden
y han siempre en
furor aventajadas.
el amoroso pensar,
pues que depende
de ausencias y de
penas muy pensadas,
con ellas ¿quién dirá
que no se enciende?
Obras poética de Juan Boscán, edición de M. de Riquer, A Comas y J Molás,
Barcelona, Univ, de Barcelona , 1957, pág. 182. Sobre obra poética del siglo
XVI.
Y sin embargo, hay ausencias que se dan por la cruda
realidad de la vida. Aquellas que llegan sin la intervención de agentes con
identidad maligna, salvo la fragilidad biológica como estamos constituidos. Las
enfermedades y los accidentes, el paso del tiempo que también marca nuestro
deterioro para cumplir con el proceso natural de nuestra existencia.
A ella, cuya ausencia todavía padezco y me dejó claro a
corta edad que era lo más importante para la vida de cualquier hombre, y por
supuesto para otras mujeres. Aquí lo que surge del alma, la que recogen mis
lágrimas trocadas en letras.
Poema Duerme mamá
De Carlos Hdez. G.
De Carlos Hdez. G.
Hoy, duermen…
La profecía de la noche
tus manos
viajeras…
silentes,
tus rezos
Envolturas
de mi f,.
Sobre alfombra verde
reposa el
recuerdo
bajo la sombra
de un llanto fugado
Amor maternal
entronizado,
Conocimiento en duda
que conversa
Con la
vida
Impones el sacramento
de luz
Proyectado
sobre mi
cuerpo.
Retorno inevitable
de la eterna
melancolía.
Y para cerrar esta reflexión, en este día especial en que la
mujer lanza un reto al mundo, este poema de Raquel Lanseros, invocando su
naturaleza y poder sobre sí mismas, no como un acto de rebeldía, sino como un
paso de conciencia que sea motivo de irrupción que la saque de su propio sosiego:
Poema
Invocación
Tomado
de Diario de un destello
de
Raquel Lanseros
Que no crezcan jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.
Huya yo del resabio
del
cinismo,
de la
imparcialidad de hombros encogidos.
Crea yo siempre en la vida
crea yo siempre
en las mil
infinitas posibilidades.
Engáñenme los cantos de sirenas,
tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua.
Que nunca se parezca mi epidermis
a la piel de un paquidermo inconmovible
helado.
Llore yo todavía
por sueños
imposibles
por amores
prohibidos
por
fantasías de niña hechas añicos.
Huya yo del realismo encorsetado.
Consérvense en mis labios las canciones,
muchas y muy ruidosas
con muchos
acordes.
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